Vicente Zuluaga Osorio
Como un mecanismo para distraer la atención de los colombianos, los uribistas se ingeniaron en los últimos días un llamativo distractor para que los opositores del gobierno empeñados en el análisis del tema de la neñepolítica, que tiene involucrado al propio presidente de la República Iván Duque en la compra de votos en el norte de Colombia para asegurar el triunfo en las elecciones de 2018, de lo cual hablan varios personajes como el Ñeñe Hernández, y su hermano, María Claudia Daza, asesora del senador Álvaro Uribe, María Mónica Urbina y miembros del Centro Democrático y de Cambio Radical, entre otros, tuvieran otro asunto de qué hablar.
Y entonces se inventaron los uribistas la reducción del Congreso a un 50% de sus miembros, a través de un acto legislativo, que es uno de los instrumentos para la reforma de la Carta Magna, y así tendríamos un senado de 54 y no de 109 que tiene hoy, incluidos los dos por la población indígena y los cinco de la Farc, según el Acuerdo de Paz, y una Cámara no de 173 sino de 86, para un Congreso de 140 y no de 282, desde luego sin tomar en consideración las 16 curules obligatorias aprobadas en La Habana en favor de las víctimas del conflicto armado, (no de los exguerrilleros y mucho menos de los militares, como pretenden los insaciables uribistas, que no descansan en su afán de favorecer a quienes le obedecían al que sabemos las órdenes de los falsos positivos).
En lugar de 140 deberíamos tener, no un Senado y una Cámara sino un sistema UNICAMERAL con 64 miembros, dos por cada departamento, o alguien está en capacidad de decir para qué diablos se necesitan 218 sinvergüenzas más en el Congreso? No son suficientes 64 para tomar las decisiones en la aprobación de las leyes, a través de las 8 comisiones constitucionales. Serían células de 8 congresistas cada una. Si ese número es incapaz de tramitar los proyectos de ley, “apagá y vámonos”.
A una dieta de 30 millones mensuales per cápita, esos 282 congresistas menos, dejarán de devengar $8.460.000.000.oo y en un año serían $101.520.000.000.oo, aunque, como todo el mundo sabe, de esos 30 millones mensuales que recibe cada congresista, 1 millón diario, a pesar de que asiste a las sesiones sólo 3 días por semana o sea 12 días al mes y de esa manera va quedando claro que cada senador o representante recibe $2.500.000.oo por cada día de asistencia, aunque durante su presencia se dedique a hablar por celular, a comer con la boca abierta o a hacer cualquier otra cosa improductiva, mientras que un humilde trabajador que devengue el smmlv recibirá por todo el mes, la suma de $877.803.oo.
A esa realidad nos tiene condenados el grupo político que maneja el país, porque la Corte Suprema de Justicia aunque tiene en su poder las herramientas legales para salvar a Colombia de esa tiranía, parece que le temblara la mano.