Me resulta curiosa la dinámica del proceso político que se asoma para el primer semestre de 2022, el dichoso 2022, al que alguien dijo que había que ponerle mucho cuidado, sin que hasta ahora tengamos claro sobre qué exactamente nos estaban advirtiendo. Y en efecto, resulta extraño que cuando lo primero que tendrá ocurrencia serán las elecciones de Senado y Cámara de Representantes, prácticamente la campaña para esas corporaciones no existe, no se siente, hay un silencio abrumador de los actuales padres de la patria y de quienes aspiran a relevarlos, cuando precisamente la medición y la alineación de las fuerzas de los liderazgos regionales son las llamadas a incidir en la elección del presidente, aunque ya no tanto como antes, porque ahora pesa mucho más el voto de opinión, aquel sin ataduras que se define hasta unas horas antes de los comicios.
Dentro de las tantas situaciones que nos deja la pandemia, que no termina, aunque muchos ya estemos vacunados, en espera de la cuarta ola, además de la profunda sensibilidad y la insatisfacción que se desataron con el estallido social del pasado 28 de abril, es el inmenso descrédito de la clase política y el interrogante sobre cómo carajos es que ahora se va a hacer la campaña, cuando muchas personas no resisten una sola llamada ni un solo toque a la puerta para promocionar un candidato; preferiríamos, de mil amores, abrirle la puerta y hacer seguir a la sala a los Testigos de Jehová.
Lo que está sucediendo ahora es que no estamos creyendo en nuestras instituciones, lo cual va más allá de no creer en algún gobernante o en algún partido o movimiento en particular; y ello lo que significa en realidad es que no estamos creyendo en nosotros mismos, porque todos y cada uno de los colombianos, por acción y por omisión, es decir los que votan y los que no votan, somos responsables de la precaria democracia que tenemos; y como lo señalé en una columna anterior, sea a los políticos tradicionales o a otros que emerjan, a alguien habrá que elegir, porque para legislar y para gobernar aún no hay algoritmo ni piloto automático.
El Gallo no es tapa’o.
En este escenario tan sombrío y tan desafiante, llama mi atención el caso de Juan Pablo Gallo, quizás el único aspirante que ha tenido la audacia y el coraje de someterse con bastante antelación al escrutinio de la opinión pública, al haber lanzado su candidatura al Senado, en los momentos más aciagos de la vida nacional y local; de atreverse a hacer una convocatoria masiva a través de medios virtuales, por las limitantes de la presencialidad y los aforos, muy a su estilo, innovador y resuelto.
Lo que para algunos pudo haber sido un mal calculo, en momentos en los que convendría más mantener un perfil bajo, como muchos están haciendo, porque «hacer política» no está de moda, para Juan Pablo Gallo pareciera ser la oportunidad de decir: ¡aquí estoy!, ¡yo no me escondo!, para dignificar el oficio odioso que alguien tiene que hacer, para demostrar que su protagonismo, que ahora pretende ser nacional, no ha sido un accidente ni una casualidad, que su proyecto de El Cambio tiene norte, que es consistente y busca ahora el favor de la región, para ejercer su liderazgo desde el Congreso de la República.
Señor James Maldonado cordial saludo .
estoy de acuerdo en su columna en la primera parte ya cuando usted menciona al señor gallo como aspirante al senado por el departamento de risaralda, ahí sí creo que no estamos de acuerdo, debido a que el señor gallo en risaralda tuvo muchas situaciones que no fueron claras…. respuestas que le debe al departamento de risaralda y a sus habitantes, entre ellas cómo se enriqueció de la noche a la mañana …cómo compro un apartamento en más de 2000 millones de pesos si supuestamente no tenía dinero, acerca de lo que pasó con unos dineros o unos terrenos en la carrera novena con calle 9 donde ahora está un comando de la policía… en lo que tiene que ver también acerca del terreno del batallón San Mateo ….en fin, el qué es corrupto es corrupto siempre y también de la noche a la mañana no va a dejar de serlo… gracias por su columna y lo felicito por esta ventana y está crítica que hace a la politiquería regional y nacional a la manera vergonzante como los políticos se adueñaron del poder con la colaboración del narcotráfico y el paramilitarismo y también con la ignorancia del pueblo colombiano….