En momentos complejos como el que en la actualidad vivimos, donde el ambiente político en el Oriente Medio se caldea aún más cada día, donde Palestina e Israel, y esta nación e Irán, se muestran los dientes entre sí y, con ellos, las potencias del mundo aguardan cuales depredadores ante el menor acto de hostilidad que atente en contra de sus egos, para exhibir su potente artillería letal a todo aquel que contravenga su posición, teniendo por campo de batalla a millones de vidas humanas, una luz en el mundo se abre a este lado del orbe para promover y fomentar el encuentro pacífico entre las naciones.
Una antorcha ilumina las artes y la Cultura, generando – en lugar de tensión y muerte – discusiones propositivas en torno al devenir de lo literario, sus protagonistas, el impacto sociocultural, el contenido narrativo, su dramaturgia y capacidad descriptiva. ¡En una Feria del Libro la confrontación no cobra vidas! Es el terreno donde mágicamente las metonimias, antonomasias, hipérboles, metáforas, signos de puntuación, comas, entre comillados, citas, la creatividad, el amor por la palabra y la escritura se dan cita para enaltecer el espíritu humano.
Escenarios internacionales de esta índole donde la confrontación es con ideas no con armas, donde las filas humanas son para acceder al conocimiento – las tendencias y los diseños, los clásicos y los nuevos talentos – no para ingresar a refugios anti bombardeo, donde la sorpresa proviene de la capacidad de un escritor o una escritora a la hora de plasmar sus ideas y no del poder destructivo del juguete bélico de última tecnología – son los que me llevan a continuar creyendo y apostando por la raza humana, a concentrarme en su inconmensurable potencial y no en su desgracia, a creer en la capacidad que posee un texto para transformar la vida de uno y de millones de seres, donde las diferencias de una población se escriben con tinta no con sangre.
Eso es para mi la Filbo2024, epicentro desde esta semana y hasta el 2 de mayo de los artes y los saberes, sínodo de encuentro de la Industria Literaria mundial y de reconciliación entre las naciones, a través del arma más poderosa que el hombre ha conocido, Las Letras. Quien lee, escribe y escucha su llamado accede a nuevos universos de conocimiento, blinda su mente y la de sus congéneres desde posiciones altruistas, humanas, fraternas, generosas, constructivas, dadivosas, filantrópicas. ¡Vivan los libros, viva la Filbo!
*Director de Cultura de Risaralda.