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SociedadUna violación Anónima

Una violación Anónima

Por: Alba Nury Orozco Gómez

En la revista SOHO se publicó una columna titulada: “Mi Primera Violación”[1], de autoría  “anónima”, algunos amigos y amigas la publicaron en sus perfiles de  Facebook y añadieron algunas observaciones, censurando su contenido y mostrando su indignación.

Al respecto quisiera plantear un par de reflexiones que, en lo personal, me suscitó esta columna. Los lectores podrán leerla completa en el link citado, y después, si están de acuerdo, podremos intercambiar impresiones. Entiendo que es un tema difícil que requiere más de 400 palabras, es cierto también que necesitamos más que palabras, para comprender lo que el sistema patriarcal ha hecho de nosotros y nosotras.

Empezaré por decir que me sorprendió de forma positiva el estilo intimista y franco de la narración, distanciado de las mediaciones discursivas e institucionales de las ciencias sociales y jurídicas, que en ocasiones suprimen las múltiples formas en que las mujeres enfrentan un hecho tan doloroso e indignante como este. Mientras leía el relato  podía ver  solo “dos cuerpos” en una escena compleja y violenta, tanto para el hombre como para la mujer; ella intentando salir lo menos dañada de esta situación, él intentando responder a ese mandato masculino de penetrarlo todo, mientras se desintegraba en su esfuerzo. También sentí compasión por él, de su precariedad emocional, y de la fragilidad que entrañan los cuerpos masculinos, a su vez productos de un orden social complejo, autoritario y violento, que los jerarquiza y los  “obliga” a mostrar pruebas de narcisismo y de crueldad todo el tiempo. 

De los comentarios de los lectores me llamo la atención, su furia y espíritu de linchamiento hacia  la mujer que cuenta la historia, sugiriendo que una columna como esta no podía salir de una voz femenina, afirmando que quizás se trataba de un hombre que impostaba a una mujer, para validar la violencia y las violaciones.   Dicha furia me llevó a pensar en la idea generalizada y dañina de construir un tipo ideal de víctima; que si no es sufriente pierde credibilidad, una idea un tanto conservadora que despoja a la mujer de su capacidad de actuación y negociación, que afianza una idea de la mujer como un sujeto pasivo, llevándola a rendirse siempre de forma irremediable, para que su testimonio pueda ser creíble.

Es una columna que plantea contradicciones sin duda; la autora nos propone diferentes desplazamientos;  Victima/mujer que desea, víctima/mujer dueña de su cuerpo, victima/mujer política, victima/mujer compasiva. Víctima y mujer simultáneamente. No deja de ser una víctima, y el acto no deja de ser injustificable es cierto, pero es precisamente esta contradicción, la que nos propone algunos matices que vale la pena seguir reflexionando.


[1] https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:3iUm0aAS1dsJ:https://www.soho.co/historias/articulo/mi-primera-violacion/5877%20&cd=1&hl=en&ct=clnk&gl=co&fbclid=IwAR1ZdSEVlfphMYCl0a4ESv-K7z7jgWhBGXaf7p0U9owM3_fedG-SVIXATCw

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3 COMENTARIOS

  1. Estimada Alba Nury:

    El tema que has abordado es de importancia capital y comprendo la complejidad a la que te viste enfrentada el momento de sentarte a escribir. Hace solo unas semanas yo estuve expuesto a la misma situación y escribí, aquí en El Opinadero, el artículo «Feminicidio y desigualdad imperan aquí» cuyo link incluyo a continuación:
    https://elopinadero.com.co/feminicidio-y-desigualdad-reinan-aqui/

    Aspiro que cuando vengas a Colombia me regales unos minutos para tomar un rico café y podamos explorar un poco de este terrible tema.

    Cordial saludo.

    • Farley, de acuerdo, no es un tema nada fácil, sobre todo porque la realidad de muchas mujeres en el mundo nos sigue cuestionando los valores democráticos, la ciudadanía como un derecho de hombres y mujeres, y los derechos humanos en general. Es cierto que no todas las mujeres cumplen con el perfil de la protagonista de la columna de Soho. No todas las mujeres se pueden enfrentar al agresor mediante el dialogo, no todas las mujeres pueden servirse un whisky mientras escuchan los delirios de los hombres agresores, es cierto e incuestionable. Mi reflexión, si se quiere, está en un plano más discursivo; en la posibilidad de ver en el lenguaje formas de narrar, entender, y transformar la realidad.

  2. Es una mirada diferente a la realidad, aporta herramientas de defensa muy sorprendentes e insospechadas. Muchas gracias por su aporte.

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