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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadY el hombre creó su dios

Y el hombre creó su dios

El hombre creó a su dios y lo hizo a su imagen y semejanza. Así como lo necesitaba; es decir, acorde a sus intenciones. Hoy día hay ateos, y los conozco porque he hablado con ellos, quienes tienen su dios en el dinero porque es en el que creen. Por lo tanto, me lleva a colegir que no son ateos, tienen su dios; solo que no creen en el dios que le presentan las religiones. Son ateos del dios de las religiones.

Si ningún guía religioso pasa penurias económicas ni va a dejar de ser potentado y ostentoso para que otro “su hermano” sí lo sea, es porque la comodidad del boato y el derroche le place todo y se siente realizado y construye un discurso que idealice sus justificaciones ante la vida.

Para uno demostrar que es buena persona no es necesario pertenecer a ninguna religión ni creer en ninguna doctrina religiosa ni prestarse para rituales dogmáticos.

El que vive en función del bien común, que no le hace daño a nadie, que desempeña un trabajo honrado, que se alegra por el bien ajeno y que no vive con el miedo de un infierno ni la ilusión de un cielo, también sabe que todo surgió hace miles de años por unos hombres que engrupieron con miedos y misterios a otros para dominarlos y lo lograron… Y aún en nuestros días una inmensa minoría vive de esa mecánica viciosa.

Basta cumplir el imperativo categórico de hacer el bien por el bien mismo, ¿Cierto, Kant?.

Basta tener la idea de un creador viéndolo en la misma naturaleza ¿Cierto, Baruch?

Basta apreciarlo en todo lo que nos hace sentir vivos ¿Cierto, Giordano?

Lo anterior, como saber que todos estamos sometidos a la ley del eterno progreso, alineados al mayor axioma que es estar vivos y en consonancia con el magnetismo universal que se expande y avanza siempre más allá.

Esto tampoco significa ser ateo cuando tengo la convicción de que una inteligencia superior o espíritu muy superior nos creó no como castigo ni para castigarnos.

Se trata, en líneas generales, de la recomposición del andar, es enderezar el camino y es soltar sombras para obtener más luz, más luz… ¿Cierto, Goethe?

“Tu amor lo medirás por el que tengas a tu hermano”.  ¿Cierto, Joaquín Trincado? Y es el amor el que nos demuestra el grado de progreso en nuestras actuaciones, pues eso que llamamos “amor” puede ser nuestro dios, guía y consigna.

El hombre obcecado o aferrado a su error o aberrado a ultranza a la sin razón de su obtusa comprensión, y encima de eso cree saberlo todo, solo entenderá su condición vulnerable cuando en el espacio libre de su cuerpo se vea su espíritu frente a ese espejo que es su alma-conciencia que le reflejará lo que realmente es y querrá corregir y amar lo que odió y convertir en luz las sombras que generó. Es matemático, puramente matemático; ese será el momento de la verdad, de su verdad, y reconocerá las sombras que lo cubrieron y con las que cubrió a otros.

NOTA: Es una llamado a nuestra razón, para ver más allá de nuestras narices: así de sencillo. Tampoco se trata de convencer a nadie de la idea que yo he construido; es mía, solo que la comparto para alimento de los que buscan y encuentran.

 

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