Por ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
Hace un año millones de personas salieron un día de sus oficinas pensando que volverían la semana siguiente y no ocurrió así. Los confinamientos por la pandemia las obligaron a continuar trabajando desde la casa. Para poder realizar el trabajo remoto fue necesario adecuar espacios, adquirir equipos y descargar aplicaciones. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo estima que, en los primeros meses del año 2020, la tasa de descargas de aplicaciones para el trabajo remoto creció un 3.340% en América Latina.
Las desigualdades en la región fueron evidentes no todas las personas pudieron continuar realizando el trabajo en casa por falta de conectividad o de equipos y otros se vieron obligados a compartir los limitados espacios y los dispositivos electrónicos con los hijos que estaban estudiando. A pesar de las dificultades, tres millones de colombianos terminaron el año pasado laborando desde sus casas.
El teletrabajo que es un trabajo pactado desde el inicio como no presencial todo el tiempo ya se había reglamentado, sin embargo, el trabajo en casa que surgió en la pandemia no. En el teletrabajo no hay horarios estipulados y el empleador provee las condiciones de trabajo necesarias en la casa del empleado.
Esta semana empezó la segunda legislatura del Congreso de la República y uno de los proyectos de ley priorizados es la reglamentación del trabajo en casa. La reglamentación pretende garantizar que los derechos que tienen quienes trabajan en forma presencial se mantengan durante el trabajo remoto.
Contrario a lo que creen algunos empleadores, muchos trabajadores experimentaron un aumento en las jornadas de trabajo o citaciones a reuniones durante los días festivos o en las horas de descanso. Muchas familias experimentaron aumentos en los costos de energía y en los paquetes de datos, mientras que los empleadores registraron un ahorro por los mismos conceptos.
Sin duda la reglamentación es necesaria para llenar el vacío existente en la legislación, sin embargo, el debate se ha quedado corto frente a la posibilidad de analizar hasta donde el Estado debe generar incentivos para el trabajo de remoto que impacten positivamente el medio ambiente y la movilidad o para explorar que tipo de personas pueden ser más productivas desde la casa o cual es el balance necesario de interacción humana para combinar el trabajo en casa y el presencial o si el trabajo en casa contribuye a prestar mejor algunos servicios o a disminuir costos.