ONÉSIMO VASQUEZ POSADA
La noche edificando sus muros y sus torres,
sobre la ceniza de lo verde.
Dosel insondable que envuelve la tierra,
yerma por la savia derramada.
Alas nocturnales, sombras de la noche,
testigos fueron del paso del metal,
cómplices mudos de la crueldad de los hombres,
siluetas espectrales, alargadas
en catedrales de infamia.
Bosques boreales traslúcidos en soles moribundos,
sonoros en el gemir del riachuelo,
escapando hacia el mar
entre las hierbas húmedas de sangre.
Un frio glacial apuñala la piel en fisura de cielos,
atravesando la selva anochecida con historias crueles.
¿Qué fue de los antiguos bosques
temblorosos de vida?
anteriores a la luctuosa floresta violada por el hacha,
¡ah, la lujuriosa avidez humana ¡
El quejido inocente, la sangre esparcida.
El invierno entrelaza su vestidura de lluvias,
bajo cielos plomizos; entre reinos del asombro.
Onesimo Vasquez Posada
Julio 21/2021
Respetado Columnista: los versos que nos presenta : exaltación que sale de las entrañas del alma, con una fuerza para enaltecer el valor de lo otro El medio ambiente.
Felicitaciones, gracias.