Siempre me ha gustado una frase de Eduardo Villalobos quien expresaba que «La naturaleza no da nada gratis», lo cual implicaba que aquello que parecía tan bueno y sin mayor costo, había que pararle bolas por su eventual riesgo.
No sé si Ustedes lo identifican pero con frecuencia se reciben por internet atractivos mensajes de personas muy caritativas al borde de la muerte que desean entregar su grueso legado a una obra de beneficencia y en los que por tanto nos piden que seamos los manejadores de esos fondos solicitándonos para el efecto que les enviemos nuestra información, incluida la de las cuentas bancarias.
Qué espejismo es ese ya que, o nos vacían la cuenta o nos piden un adelanto para tramitar la transacción, dinero que al final se pierde. Pobres incautos quienes caen en tal plagio, puesto que su ambición por el dinero fácil no les da suficiente raciocinio para ser precavidos. Parodiando a Goethe, diríamos que «nada en la vida nos es dado gratuito. Lo único que nada nos cuesta es la muerte y sin embargo nos cuesta la vida», frase sensacional que nos recuerda aquello de que «de eso tan bueno no dan tanto» y que por lo tanto hay que rodearnos de suficiente prudencia ante las «atractivas» ofertas que a veces recibimos.
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