Quienes estudian el comportamiento humano siempre se han preguntado si, ¿Es la oxitocina la que produce el amor, o es el amor el que produce la oxitocina?
La palabra oxitocina deriva del griego oxis (rápido) y tokos (parto), acuñada hace más de un siglo por el neurofisiólogo Henry Hallet, tras observar que una sustancia extraída del cerebro humano era capaz de causar contracciones uterinas en gatas preñadas; pero su fórmula química solo fue descubierta en 1953, elemento vital para el momento del parto; hormona que, posibilita las contracciones en el cuello uterino. También se le ha denominado “La hormona del amor” ya que se ha descubierto su función como creadora de vínculos como la paternidad o maternidad, con un papel fundamental en la sensualidad, la afectividad y la sexualidad.
Quienes profundizan en el estudio de las funciones del cerebro y el comportamiento afirman, que la secreción o no de ciertas hormonas como la oxitocina, lleva a tener cierta alteración en nuestro comportamiento. La oxitocina es un neuropéptido formado por una cadena de nueve aminoácidos que desempeña un papel vital en la salud y el bienestar, incluso antes del nacimiento. Se genera en el hipotálamo, y desde ahí es conducida por una proteína al lóbulo posterior de la hipófisis a través de las fibras nerviosas. Puede comportarse como una hormona o como un neurotransmisor que influye sobre la actividad del sistema nervioso vegetativo. También interviene en varios procesos fisiológicos, activando comportamientos a nivel mecánico en determinados órganos e influyendo en distintas áreas cerebrales.
El cuerpo humano tiene dos patrones esenciales de respuesta y cada uno de ellos está regido por hormonas y transmisores químicos que lo definen y lo distinguen, ambos mecanismos de respuesta son importantes para la supervivencia y la vida. La oxitocina tiene la capacidad de producir empatía, lo que da la oportunidad de reconocer emociones de los otros y responder afectivamente, segregado por el simple contacto ocular entre personas. También se ha comprobado que aumenta en los individuos, el encaprichamiento por otra persona.
En el camino del amor conyugal se dan tres momentos fundamentales: el enamoramiento o atracción, el conocimiento y el compromiso. No podemos negar que la atracción “la química” es muy importante en el proceso evolutivo y de conservación de la especie, pero no es menos importante que, en el verdadero amor, no solo interviene el cuerpo “la oxitocina” sino también el alma, que le permite consumarse por toda la eternidad.
Padre Pacho