George Soros, es considerado como uno de los grandes filántropos de los últimos tiempos, vivió la ocupación nazi, con la muerte de más de 500.000 compatriotas húngaros. Como emigrante en los EEUU, se involucra en el mundo de las finanzas e inversiones, y con fundaciones como “The Open Society”, empieza a apoyar organizaciones por todo el mundo que promuevan causas políticas progresistas, con donaciones que apoyan el avance de la justicia, la educación, la salud pública y los medios independientes.
En sus entrevistas suele expresar que ha tenido dos claves para su éxito, una, el concepto de “sociedad abierta” de Karl Popper y la otra clave, fundamental en su carrera, apoyada a partir del diseño económico de uno de los Rockefeller que reza: “si uno puede asociar sus interese con una buena causa, su poder no tiene límites”.
Soros al igual que otros magnates vienen aplicando políticas de a fines de “buenas causas” como la de los migrantes, lucrándose de la miseria humana, para quedarse con sus tierras, para la explotación de los recursos naturales, sobre todo en el tema energético, ONGs que apoyan económicamente los desplazamientos y los lugares de albergue.
Destinan grandes capitales en campañas antinatalistas, ya que se estima que es una amenaza potencialmente desastrosa desde el punto de vista social y del medio ambiente y para ello, presionan a los gobiernos, para que cumplan los objetivos de la agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, para la creación de sociedades inclusivas y justas.
Se han convertido en instrumentos de manipulación económico y político, dirigido a imponer mesianismos proféticos desde una revolución proletaria, posibilitando una lucha ideológica que cree una brecha, entre la “izquierda progresista” y una “derecha conservadora”. Una “izquierda” entendida como aquel imaginario que agrupe en una sola agenda a quienes defiendan los derechos identitarios, el aborto, la diversidad sexual, y a una “derecha”, caricatura conservadora que se reduce a aquellos que sean los adversarios electorales, el imaginario de hombres blancos, viejos, reaccionarios, misóginos, discriminadores, homofóbicos, poco empáticos y retrógrados, inmorales fascistas, insensibles y de tradición religiosa.
Magnates económicos que se aprovechan de la sensibilidad y capacidad militante: defensores de derechos humanos, el feminismo, la ideología de género, la discriminación racial, el desplazamiento y la migración forzada, el medio ambiente, la sustitución del petróleo por las tecnologías “verdes”; campañas en especial contra el coronavirus y sus vacunas; armas políticas efectivas para desestabilizar y chantajear gobiernos y Estados, sin tocar nada sustancial del sistema económico, con una herramienta eficaz como es la manipulación del colectivo con el apoyo del cuarto poder, en especial por medio de las redes sociales, quienes establecen las reglas de juego para crear unos nuevos “valores” para edificar una nueva sociedad.
Padre Pacho
Bien lo analizo el escritor Laje en su libro:La batalla cultural»,como el marxismo en su teoría de implementar una sola ideología en el mundo y valiéndose del estribillo,todas las formas de lucha,ha permeado la sociedad olvidándose de los planteamientos económicos de los ideólogos marxistas e irrumpe con esta propuesta a lo que los capitalistas a ultranza apoyan para defender su inversión monetaria y salvaguardar sus inversiones; falsos,como toda la filosofía marxista; Sobreviremos a esta era apocalíptica?.