Notas para enriquecer el debate.
Por ALONSO MARULANDA*
Desde los tiempos más remotos, desde las sociedades más antiguas, han existido hombres y mujeres pertenecientes a esta disciplina teatral, ya han tenido una mirada, una visión, una lectura, una morfología distinta de ver el mundo y la han manifestado, a través de la creación, de alguna manera ellos y ellas, han expresado, han ingeniado lenguajes para comunicar, es, el teatro un quehacer que permite maneras, formas, para explicar la historia, el contexto y representar la vida, desde dicha disciplina. Algunos de ellos, con postulados con tesis muy elevadas, otros y otras con lenguaje sencillos que le permiten a quien acude a una sala de teatro, interpretar, hacerle dramaturgia a lo que ve, a lo que observa en esa puesta en escena, esto, lo ha condenado para quienes no comprenden, no digieren, no se permiten hacer un esfuerzo mental, visceral para interpretar el mundo; es un esfuerzo que la sociedad y quienes han tenido la responsabilidad en sus manos para dirigir, para conducir procesos que lleven a una mejor y científica comprensión de lo que acontece en los diversos tejidos sociales de una sociedad, es por esto, que la incomodidad se hace presente, las y los que hacen esos enormes esfuerzos para que una cultura teatral, le permita a la comunidad más lejana, la más cercana tener conciencia de los acontecimientos, esto le ha sucedido a muchas mujeres, a muchos hombres que se hicieron incómodos para sociedades mezquinas, arribistas, egocentristas, no es fácil establecer conversatorios con este conjunto de hombres y mujeres del mundo del teatro y podemos señalar de la historia clásica y moderna a hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides de la Grecia antigua, de los más modernos podríamos hablar de mujeres y hombres como Bertolt Brecht, Antonin Artaud, Jerzy Grotowski, Konstantín Stanislavski, Vsévolod Emílievich Meyerhold, Santiago García, Enrique Buenaventura, la lista el ejército sería interminable y sigue siendo pequeño para una sociedad tan inmensa, no es fácil, el canto teatral se hace complejo, porque pensar el universo, representar la vida, es un ejercicio difícil.
Ya concluirá usted, cuál complejo es representar la tragedia humana, para hacerlo, para alcanzarlo, lograrlo no es fácil, el reto es un hermoso desafío, un valiente combate, una batalla donde ganarla no es fácil, porque no hay eco, no hay con quién interrelacionarse, es difícil hallar público para establecer diálogos, no hay con quien conversar. El hombre y la mujer de teatro, vive en una angustia, viven en el dolor y la desolación por no encontrar con quién establecer maneras de comunicar para mejorar el mundo, es la gran búsqueda, es el gran sueño, la gran ilusión, es el inmenso sueño y decía Calderón de La barca “los sueños, sueños son” no por esto, debemos de seguir en la vida elaborando conceptos, planteando salidas, mantenerse en el estadio de la resistencia, comprender que la lucha es contra la corriente, que no es fácil plagiar al salmón y es por esto, que quienes nos hemos dedicado a desarrollar la cultura teatral, nos hemos ganado la exclusión, por siempre estar en contra de la injusticia, de la equidad, de la transparencia, de soñar un mundo que nos permita mirarnos con respeto, con ética, con todos esos valores que hemos perdido, andamos siempre los hombres y mujeres de teatro restaurando el contexto, restaurando el pasado, para que en la memoria quede plasmado el origen los primates, que según la historia son los que han marcado el sendero de valores en positivo, por eso, pensarse desde el teatro, en el retorno, no es una negativa, seguirá siendo una quimera la hermosura de la utopía. Y es por esto, que cuando en el camino por donde marcamos nuestros pasos, nos encontramos con alguien que tiene oídos para nuestra voz, que tiene oídos para la poética teatral, nos brindamos la solidaridad, la ternura la posibilidad de construir andamios, estructuras que le permitan a los seres humanos que se dedican a esta difícil tarea, concretar instantes, momentos, que se convierten en puntos de oro para una sociedad a la cual le han tapado los oídos, las miradas.
Esperamos desde estas líneas reflexivas, llamar la atención, soñamos y continuamos con la esperanza a cuestas de que las nuevas gobernabilidades tengan oído para la justicia, para la transparencia, para el desarrollo humano; pues el teatro, es una empresa humanista y no porque nosotros la gente de teatro, hablemos desde el centro, que desde ahí gritemos a los seres humanos no los jodan, ese ha sido nuestro canto, por eso abrigamos la esperanza de que lo nuevo trate de solucionar las cosas mal hechas del pasado, no porque se piense distinto, no porque se actúe desde la creación nos hayamos ganado el derecho a ser excluidos, seguiremos gritando, seguiremos cantando, seguiremos soñando, seguiremos pensando que los creadores con sus obras, lo único que desean, es construir mejores sociedades, mejores ciudadanos, mejores seres humanos, mejores profesionales y también mejores artistas, esa, es nuestra partitura, esa, es nuestra carta de navegación.
Y debemos manifestar en estas líneas, las razones por las cuales nosotros, la gente de teatro, somos seres incómodos, pues, creemos que los sectores responsables de dirigir los destinos de la sociedad, el material político, carecen de sensibilidad, nos explica cuáles son las razones para que el mundo político, ese universo tan complejo, comprenda, entienda, acepte, que el arte, hace mejores ciudadanas, hace mejores ciudadanos, hace mejores profesionales y una cosa fascinante, que hace el arte teatral, es que hace mejores seres humanos, si ese universo político, no comprende, no coloca en sus hombros el desarrollo de políticas públicas, que hagan realidad los postulados enunciados aquí, pues seguiremos siendo víctimas de un sistema que es corrupto, de un sistema que se niega a establecer la honradez, la cultura de la transparencia, la cultura de lo honesto, tenemos que decir, con tal claridad, porque no encontramos las razones, por las cuales el universo político, detesta el modo de los artistas ver el mundo.
*Dramaturgo, director de Teatro.