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Actualidad"Constelaciones de élites en el teatro"

«Constelaciones de élites en el teatro»

Por Alonso Marulanda Álvarez

Se ha hecho costumbre que los seres humanos que nos dedicamos al desarrollo de una cultura teatral, digamos algo el día en que nuestra disciplina es homenajeada, y éste próximo 27 de marzo, día internacional del teatro, no puede ser la excepción, dado que ha sido esta institución llamada teatro tan antigua como la humanidad nos exija pronunciamientos, alrededor de lo que ha sido esta profesión y nos obliga a decir, ha interrogarnos, cual es el sentido que debería tener el teatro en el universo social, y son muchas las buenas intenciones que en este escenario se han presentado y de qué manera, de qué forma, cuál ha sido la morfología que hombres y mujeres que han utilizado para que la representación de la vida tenga un mirar balsámico, refrescante que le permita sensibilizar, humanizar las inteligencias y los sentidos, muchos se han empeñado en sus puestas en escena a gestionar el recurso humano y económico porque tenemos que decirlo, ésta disciplina demanda inversión, recrea la vida, muestra la historia, el presente y el futuro de las sociedades, requiere de empeños, vocación, pero también tenemos que decir que se han conformado élites, tanto en el concierto nacional como en el contexto de las malocas de las orillas de los extramuros de nuestra nación y tal vez esas élites que han tenido ciertos privilegios con los presupuestos nacionales, han olvidado cuál debe de ser la esencia y el espíritu, la pasión por esta profesión que también es muy vulnerable, que también corre muchos riesgos, porque no le llega el recurso suficiente y necesario.

Aquellos que se angustian, que se estresan, porque no aparece el recurso y colocan esto en el centro y se convierte el ingreso económico en el ombligo del mundo y eso ha hecho que el arte teatral, corra muchos riesgos; debemos precisar algunos aspectos que tienen que ver con la inversión, utilizar la disciplina teatral, para mover presupuestos y no generar rupturas con esas inversiones, le hace mucho daño al teatro, en donde sea, como sea, el escenario se presta para que algunos mal intencionados y mal llamados hombres y mujeres de teatro, utilicen este vehículo que ha servido como herramienta didáctica y pedagógica para que se aproveche y se muevan dichos recursos económicos mal, esto, no puede seguir pasando tenemos que orientar, de manera sana, dichos presupuestos, porque tenemos que decirlo, hay muy buenas intenciones, y hay también malos propósitos, no podemos dejar que ese tipo de comportamientos le sigan afectando el espíritu, al mundo del teatro, el ser humano, que utilice ésta disciplina para beneficiarse de manera personal, olvidándose de cuál tiene que ser la esencia y el propósito del arte, de ese arte que ha perdido la vocación y cuando se pierde esa intención, eso empieza a dejar de ser arte y se convierte en una mercancía, en un hecho comercial que no transforma, que no edifica, dejando en el camino a seres humanos que si tienen esa bella y hermosa intención.

Los responsables de los presupuestos deben de ser muy asertivos y mirar con lupa, dónde colocan los recursos para que ese hecho transformador, a través del teatro y se haga presente, realmente, no llamarse a engaños porque hay manipuladores, porque de no iluminar ese actuar, eso, nos puede llevar al mamarracho teatral, y tenemos que hablar de ese hecho que plantee qué cosa son arte y qué cosas es un mal ejercicio, solo pensando en el lucro y no en beneficiar al teatro, que a su vez, termina beneficiando el desarrollo y la formación de una sociedad. Es deber y obligación del teatro, y de quienes tenemos esta disciplina en los hombros, destacar, priorizar, velar porque eso se cumpla, tener cuidado con quienes no tienen historia, y llegan al escenario de las artes escénicas, ha improvisar, estos indelicados agentes de las artes, no saben cuánto daño le hacen a quienes tienen una sana fe de hacer lo que está llamado a ser el teatro, estas reflexiones no tienen como propósito ganar enemigos, es elaborar el conversatorio alrededor de lo que tenemos que hacer, como agentes de las artes, no podemos permitirnos ese tipo de comportamientos, porque son muy nocivos, necesitamos un antídoto que nos cure de ese mal aprendizaje, aprender para transformar, para que el tejido social sea cada vez mejor, para que se construya una ciudadanía y una sociedad diferente que se mueva dentro de los marcos de la reconciliación en todos los órdenes, dado que lo necesitamos, porque, hoy, más que nunca, es urgente enviar un mensaje de fraternidad, de hermandad, de afectos colectivos, y, todo, porque el teatro mismo es un ejercicio de espíritu colectivo, en el escenario, no es nadie más que nadie, el teatro nos Iguala, en la escena todos los personajes son importantes, es decir, no hay personaje pequeño, hay actores pequeños, la responsabilidad en la escena es de todas y de todos, evitar las élites, no pueden haber privilegios en la cultura teatral, estamos convocando desde estas letras a la equidad, a la bondad, a la solidaridad, porque es el teatro una empresa humanista y merecemos, un trato humanizado, ese, debe de ser el vestuario de quienes hacen las artes escénicas posibles, y de quienes administran los recursos de la cultura teatral, es, el oficio que nos ocupa una disciplina, que lanza un mensaje muy potente alrededor de ese postulado colectivo, no hay nada más unificador que el teatro, todos debemos de estar alineados en bien de un espectáculo teatral, los luminotécnicos, los escenógrafos, los vestuaristas, los maquilladores, los acomodadores, el director y sus actores, forman un conjunto de hombres y mujeres que se confabulan para que una puesta en escena sea posible, los códigos se hacen presente, por lo tanto, es justo que la sociedad mire este ejemplo, lo respalde y también acuda a llenar las butacas, a recibir elementos que ayudan a cultivar los sentidos, las inteligencias, esas cosas que de manera fascinante, rica y suculenta, las promueve nuestra cultura teatral.

Hoy, 27 de marzo, estamos llamados a seguir promoviendo de una manera contundente, muy potente, para que juntos construyamos una disciplina social, capaz de forjar una sociedad nueva.

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