Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadEl “darwinismo social” de Paloma Valencia

El “darwinismo social” de Paloma Valencia

Cómo no podía ser de otra manera, el engendro del uribismo sigue haciendo de las suyas a pesar de haber sido desalojado de la Presidencia de la República hace poco menos de dos años.

Basta esperar el paso del tiempo para que la verdad de los negociados, la corrupción imperante en esos años de plomo donde manifestarse o hablar en un tinteadero eran un riesgo enorme para la propia vida, para obtener mayores detalles de la asociación entre el paramilitarismo, el narcotráfico o las mafias en el poder.

La avalancha de pruebas contundentes, al margen de la protección implícita de organizaciones de un Estado permeado por la delincuencia organizada, hizo que al otrora poderoso Álvaro Uribe Vélez la inmensa mayoría le perdiera el respeto y después el miedo, salvo para los amantes a ultranza de la cultura “traqueta”.

Esa alevosa romantización de la desigualdad, donde según la extrema derecha es pobre el que quiere, la miseria es necesaria, a fin de incentivar la superación de la gente junto a la complicidad de altos funcionarios, es la responsable de la vigencia de organizaciones criminales disfrazadas de partidos como Centro Democrático o Cambio Radical, entre otras.

Sin mencionar ya el espíritu retardatario, antidemocrático de estos verdaderos archivos de prontuarios de hampones, cabe destacar la inexistencia de los más elementales valores cristianos como lo son el amor al prójimo, la solidaridad y todo cuanto implica hacer el bien. Llenos de odio, rabiosamente excluyentes, egoístas e individualistas a ultranza, tan celosamente defensores de sus intereses espurios como genuinos “amigos de lo ajeno”, carecen de ideología. Lo suyo es el robo, el impedimento del avance político, social, económico, porque el desarrollo ni mucho menos el pensamiento crítico les conviene.

Construyendo desigualdad

De allí a que algunos de los productos más genuinos de estos sectores sean comerciantes de la salud como la familia Vargas Lleras, acérrimos opositores por los golpes asestados por el Gobierno Petro contra el negocio de las EPS montado a expensas de los usuarios; Dillian Francisca Toro, gobernadora del Valle del Cauca, la cual hace honor a su profesión médica participando activamente del “negocio de la salud”; propietarias de ingenios o de familias ganaderas vinculadas al paramilitarismo o el narcotráfico como “Mafe” Cabal, desesperada gracias a el récord de incautación de cocaína, su siervo Polo Polo, quien creyó que haciéndole servicios personales iba a ser considerado un equivalente de estos parásitos cuando sin lugar a dudas será el primero a sacrificar llegado el caso y ni hablar, Paloma Susana Valencia Laserna, la cual merece un capítulo aparte.

Proveniente de una familia conservadora de racamandaca, es descendiente del insigne poeta, Guillermo Valencia (1873 – 1843), dos veces candidato por ese partido a la Presidencia y ministro de Guerra durante el período de Juan Vicente Concha (1914 – 1918).

Al mismo tiempo, fiel a su filiación, es nieta del segundo presidente del Frente Nacional, Guillermo León Valencia (1909 – 1971), bautizado por el pueblo como “El Carnicero de Marquetalia” por haber mandado a bombardear a un grupo de campesinos demandando un puesto de salud y mayor presencia del Estado en la región. Como consecuencia de semejante crimen de lesa humanidad, más adelante se retirarían al monte, dando origen a la extinta guerrilla de las FARC en 1964. Quedan para el anecdotario su muy mala bebida -era tristemente célebre por sus violentas borracheras- además de su rotunda incapacidad a la hora de escribir o de leer incluso los despachos de gobierno.

Fiel a los preceptos políticos reaccionarios y excluyentes de su “acomodado linaje”, esta exacerbada “Paloma de la Guerra” arrastra comprobados antecedentes familiares de demencia. Quizás ello pueda explicar de alguna manera su enfermiza defensa enconada del uribismo, imitando la agresividad de los discursos del líder narco paramilitar y conservando un retrato donde se lo expone emulando al del Sagrado Corazón de Jesús.

En ese empecinado intento de dar al traste con cualquier indicio de formación universitaria, a expensas de evaporar su personalidad para sacrificar el juicio al tiempo de “venderle el alma al diablo”, de forma muy probable sea quien más cree en las fabulaciones justificando el proceder de su maestro y mentor.

Pero no conforme con los deliberados intentos de volver al Valle del Cauca en un territorio segregado entre negros y blancos, al estilo de la película hollywoodense “Lo que el viento se llevó” (1939) pero “made in Colombia”, su papel de pequeño peón de los sectores reacios al cambio la dejan en evidencia aunque no le importe demasiado.

Tamaño racismo comprobado, la extremada nostalgia por la época en que la conflictividad social era reprimida de forma brutal, enfocada en el sostenimiento de un sistema de castas en el cual una minoría de riquillos impone condiciones mientras la mayoría calla y obedece hasta límites injuriantes, son el estigma visible de toda su carrera parlamentaria.

Acentuar las diferencias sociales

El extremado fanatismo de la popular “Paloca” así como de toda la extrema derecha colombiana, la condujo a un ataque obsesivo, deliberado, contra el acceso de las mayorías a la educación para ascender socialmente, contando con mayores oportunidades para progresar.

A pesar de los graves problemas estructurales, edilicios, de falta de insumos de todo tipo en los colegios públicos, en el pasado hizo aprobar un paquete de subsidios destinado apenas a las instituciones educativas privadas, dejando a las estatales libradas a su suerte.

Desde luego, nada de esto se encuentra librado al azar. Hay quienes exigen de la ciudadanía libre mano de obra barata, cuando no esclava; un ejercito de hambrientos e ignorantes capaces de matarse entre ellos por un pedazo de pan caído de la mesa de los riquillos, dependientes de la clase política continuistas. De semejante caldo de cultivo nacen la prostitución, la mendicancia, la permanente disponibilidad de sicarios, de soldados campesinos envueltos en un conflicto armado permanente para que los bandidos del poder hagan sus negocios de armas o drogas, junto a un largo etcétera.

En general toda la clase dirigente tradicional siempre apeló al fanatismo por encima de la razón, a incentivar, resaltar el caos, para después salir a vender mano dura, así el uribismo la llame “seguridad democrática” para constituirse en la máxima expresión del despotismo fascistoide neoliberal, surgido gracias a las debilidades de un sistema de partidos tanto corrupto como subdesarrollado.

Es decir, personajes como Paloma Valencia no son un fin en sí mismos sino un medio. Su odio al pensamiento crítico, desafiando las arbitrariedades de un orden social sólo concebido en las mentes más perversas y oscuras, en abierto desafío a la verdad sustentada en la realidad, ya no intentó implantarle micos, sino verdaderos “gorilas en la niebla” a la letra chica de la Reforma Educativa.

La intentona resultaba de añadir ambigüedades, ambivalencias a la ley, con el propósito de facilitar la “libre interpretación” de los legisladores a la hora de aplicarla, entorpeciendo el verdadero fin para el cual fue creada: Generar una educación inclusiva, capaz de forjar en el futuro menos ignorantes y ciudadanos menos manipulables, como los jóvenes estudiantes actuales gracias a los beneficios de su formación académica.

De allí a que el “darwinismo social” aplicado por “Paloca”, pretenda asegurar la supremacía ni siquiera de los más aptos, sino de quienes tuvieron la suerte de nacer en cuna de oro no por mérito propio, sino debido al acaparamiento de los negocios del Estado y viviendo como parásitos del trabajo ajeno a lo largo de generaciones. Mientras, en sus horas de ocio cuando no están robándole al pueblo, suelen confundir a propósito justicia social con asistencialismo, caridad o al carácter de lo auténticamente popular con el populismo que siempre los caracterizó, comprando votos a cambio de mercaditos y abalorios baratos.

Más precisamente, en la lógica de estos sátrapas inculcada en sus seguidores corriendo detrás como el gigantesco camión de la basura que representan, se trata de hacer lo imposible con tal de preservar la educación para quienes la puedan pagar, competencia desleal de por medio, pretendiendo equiparar o hasta socorrer lo privado en desmedro de lo público. De paso, asegurarse en su provecho de que el hijo del barrendero -con el respeto a la dignidad representada en ese noble rubro del trabajo- sea barrendero como el padre, en lugar de gozar del derecho, de la oportunidad de acceder a un mejor porvenir a fuerza de estudio, no los pueda desbancar y mucho menos, hacerle “competencia”.

En el caso de dejarlos avanzar en el intento, pretenderán destruir entidades pioneras en la formación educativa, profesional y empresarial como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), responsable de satisfacer las distintas demandas de empleo. Basta desfinanciarla, “repartiendo por igual los recursos” con otro actor privado autosuficiente que no los necesita, cuya finalidad será primero quebrar lo público y después lucrarse, imponiendo altos aranceles a un servicio que en la práctica casi no tiene costo hasta la fecha.

Algo tan absurdo como el despropósito de equiparar a los alumnos provenientes de familias constituidas, carentes de problemas habitacionales, de alimentación adecuada, con aquellos que deben sobrellevar a diario estas dificultades alarmantes e inconcebibles en un país tan rico, pero donde lo fundamental a veces es tan difícil de conseguir por culpa de las mencionadas alimañas.

Ahora, como la vileza de los avivatos en equivalente al grado proporcional de imbecilidad de quienes insisten en creer y hacer creer mentiras, de la mano de los medios masivos de comunicación “inventaron” un eventual conflicto entre FECODE, el sindicato nacional docente y el Gobierno del Cambio, tratando de destruir a ambos. Falso. El paro de los maestros es contra una buena parte de la clase política en el Congreso, por hundir la Reforma Educativa votada en las urnas por el pueblo.

Por último, los hechos acaecidos parecieran confirmar que peor a la gente ignorante, de escasa capacidad intelectual, es aquella haciéndose la idiota aún tirándose tierra encima. De los poderosos se entiende, pero en el caso de los menesterosos con guayabera y de los muertos de hambre cuesta mucho más, aunque no tanto como el alto precio a pagar por quienes desean una calidad de vida mejor en un país que lo tiene todo, aunque le sobren rufianes capaces de impedirlo.

 

*Periodista, escritor, poeta, actor y cantautor. Director general de

Diario EL POLITICÓN DE RISARALDA y de su suplemento,

ARCÓN CULTURAL. Integrante del CIRCULO DE POETAS IGNOTOS.

 

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