Raíces Azules

OJO CON EL CINE

Hay películas que plantean temas que van directamente al grano. Que tienen un propósito claro, que invitan a tomar decisiones, que alertan, que enseñan que hay que defender esto o aquello, al amor, a la vida, a la sociedad, al mundo, y generalmente son películas muy poco atractivas para los que creen fielmente y firmemente que el cine se inventó solo para divertir, y obvio, no es así.

Algunos productores, saben que arriesgan grandes capitales, invirtiendo sus recursos, grandes cantidades de dinero o no tanto, pero dinero, al fin y al cabo, poniéndolo al servicio de películas de este corte, que no advierte o garantiza fácil una retribución económica a lo allí invertido, pero que lo hacen sencillamente porque están conscientes de que ponen en ello, además de euros o dólares o pesos, su corazón y el amor por la vida y eso es lo que realmente vale la pena.

Hace dos días me llegó esta invitación y sin ver la película aún, porque apenas llegará esta semana que viene a la bella sala de la Cámara de Comercio de nuestra ciudad, y su productora, Gabriela Domínguez, por intermedio de un gran amigo mío, me hace una cordialísima invitación que quiero compartir con todos mis lectores, me anima a hacerlo con la columna de esta semana. Sencillamente porque quiero que sean muchos los que se animen a verla, porque desde ya se advierte, hay más amor por la vida en ella, que por cualquiera otra cosa.

LA INVITACIÓN

“Por referencia del periodista Edison Marulanda. Mi nombre es Gabriela Domínguez, soy productora de la película “Raíces Azules” que se presentará la próxima semana en cine con alma de la Cámara de Comercio de Pereira.

“Quisiéramos invitarlo a ver la película y también poder invitar al público cinéfilo a disfrutar de este documental híbrido.

“Es una fábula de los pueblos del mar con un mensaje sobre la preservación del entorno marino y una reflexión de nuestras pequeñas decisiones que, desde lo individual y local, causan un impacto en nuestras comunidades y a nivel global, contado desde la Reserva de Biosfera Seaflower, Isla de Providencia.

La película fue filmada antes del huracán Iota, y después de este suceso ambiental tan importante, el tema se ha vuelto prioritario para quienes habitamos esta región caribeña”.

La Revista ARCADIA dice:

“Ya llega a las salas de cine «Raíces Azules», dirigida por Gabriela Domínguez, una película que fusiona ficción y documental para resaltar la magia del mar Caribe; del territorio increíble que es Providencia; de una población que merece mucho más respeto, admiración y cuidado del que hasta ahora ha recibido y de los peligros que ésta enfrenta.

“En sus múltiples ejes temáticos, la película también destaca la importancia de la preservación ambiental y de la preservación de la tradición oral, que se transmite por medio de la palabra entre generaciones.

“La trama sigue a Jamie, una mujer que emprende un poético viaje de regreso a sus raíces, en el que entreteje los recuerdos de su infancia, hereda la pasión por el mar de su madre y se encuentra con un inesperado legado ambiental de su padre.

“Enraizada en la cultura afrocaribeña de Providencia, en sus manglares, en sus pobladores más jóvenes, en sus matronas más veteranas y en su lengua creole, la cinta (que quizá quiere ser muchas cosas al tiempo, y a veces lo consigue), explora la identidad, la tradición y el activismo. Lo hace desde la lírica visual, pero también desde el aparentemente sencillo gesto de mostrar la cotidianidad y las costumbres de esta comunidad única en el Caribe colombiano.

La producción es, como suele ser en el cine, una sumatoria de varios talentos. En ella, los protagonistas son actores raizales, la música viene de talentos locales como Elkin Robinson y parte de la narración es de la muy conocida historiadora Diana Uribe.

«Raíces Azules» también es un llamado a la acción contra la crisis ambiental, inspirada en la resiliencia de Providencia frente al huracán Iota, un fenómeno de consecuencias desastrosas para la isla que no alcanza a registrar, pues se rodó antes de que ocurriera, pero que incluye a su manera.

“Sobre todo, de manera dulce y sensible, presenta una narración visual que ilustra la magia de un territorio mientras prende las alarmas ante el peligro que le representan el descuido ante las basuras y los plásticos y el silenciamiento de sus voces. Esto último lo aborda de frente, haciendo necesario eco de la voz de los pobladores de la isla”.

Querida Gabriela, te lo prometo, allí estaremos.