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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

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EL ARTE COMO PLAN Y DESTINO: UNA MIRADA FILOSÓFICA Y POLITICA AL PLAN DEPARTAMENTAL DE ARTES VISUALES DE RISARALDA

 

El pasado sábado 4 de octubre, en la “Casa Abierta” Centro Cultural, ubicada en la calle 21 # 4-47, Antigua taberna “Yolanda”, se llevó a cabo un encuentro decisivo para el devenir del arte visual en Risaralda. Este espacio, que pronto cumplirá su primer año de apertura, nació con la convicción de que las ciudades necesitan lugares donde confluyan las artes, el pensamiento y la sensibilidad humana. Allí, por primera vez durante el actual gobierno departamental, se socializó el Plan Departamental de Artes Visuales, un proyecto en construcción desde 2024 bajo el liderazgo de la maestra Érika Rengifo, en articulación con los integrantes del área de Artes Visuales de la Escuela Popular de Arte EPA.

El proceso, que ha implicado un arduo trabajo colectivo, ha convocado a artistas, gestores, cultores, pedagogos, académicos, especialistas en patrimonio y archivo provenientes de los 14 municipios del departamento. A través de diálogos sostenidos y reflexivos, se han descifrado las necesidades técnicas, estéticas y curriculares del sector, con el propósito de configurar una política pública de las artes visuales que no se limite a los discursos institucionales, sino que encarne la praxis de la creación, la pedagogía y la circulación artística.

 

Bajo la orientación de la maestra Manuela Olarte, en este periodo, el acompañamiento del doctor Giovanni Calvo coordinador de las Escuelas Populares de Arte y la dirección del escritor y gestor cultural Andrés García, el plan se ha nutrido de visiones complementarias que buscan integrar la experiencia artística con la planeación administrativa, sin despojarla de su naturaleza poética. Se trata de una construcción coral que dialoga con referentes como los planes departamentales del Valle del Cauca, Antioquia y Chocó, no para imitarlos, sino para aprender de sus aciertos y evitar repeticiones estériles.

La participación de la doctora Florencia Mora Anto, pedagoga de la Universidad del Valle, aportó una mirada académica y estructural que permitió afianzar el carácter educativo del proyecto. Su intervención reafirmó la necesidad de concebir la educación artística como un tejido vivo, donde la pedagogía, más que un método, sea una forma de experiencia poética y de pensamiento estético.

El encuentro, además, se desarrolló en un ambiente de sensibilidad y apertura. Las actividades sensoriales, la aromaterapia y el compartir fraterno propiciaron un clima donde la reflexión se entrelazó con la experiencia sensible. Las discusiones giraron en torno a cuatro dimensiones esenciales: creación – investigación, Difusión y Circulación, complementadas con la reflexión sobre la formación, los espacios y estructuras necesarias para el desarrollo técnico, simbólico y espiritual del arte.

Las mesas de trabajo, integradas por artistas y docentes entre ellos los maestros: Érika Rengifo, Salomé Ospina, Tito Laurens, Luisa Muriel, Manuela Olarte, Juan Manuel Marín, James Llanos, Ronald Holguín y Alexis Munera entre otros, realizaron una lectura crítica y autocrítica del proceso, reconociendo las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades del plan. Este ejercicio trascendió el marco de la planeación administrativa para convertirse en una auténtica experiencia de pensamiento colectivo sobre el sentido del arte, su función pública y su poder transformador.

 

El Plan Departamental de Artes Visuales se articula, además, con una visión política renovada del arte y la cultura. Con la reciente aprobación de la Ordenanza 026 de 2025, se proyecta la creación de la Secretaría de Cultura Departamental, una estructura que permitirá consolidar los planes existentes de Música y el de Lectura y Escritura (LEOB) y fortalecer la implementación del plan de artes visuales, de danza. Esta nueva institucionalidad, fundada en criterios de eficiencia, sostenibilidad y visión de futuro, busca garantizar que los proyectos culturales no dependan exclusivamente de la pasión de los creadores, sino que cuenten con una base económica, de infraestructura, lenguaje técnica y simbólico que los haga perdurar.

Sin embargo, el arte no puede reducirse a la lógica de la gestión. Más allá de la estructura institucional, el arte es como afirmaba Heidegger “la apertura del ser en la obra”, una forma de pensamiento encarnado que revela el mundo y nos revela en él. De ahí que este plan no solo organice procesos, sino que proponga una reflexión profunda sobre la relación entre las arte, naturaleza, estética, patrimonio, etnia, sectores de los saberes, tecnología, las culturas y medio ambiente y otras expresiones de lo visual con sus dimensiones en movimiento. Entender el arte como una forma de custodiar la memoria visual del territorio es reconocer, en palabras de Walter Benjamin, que “no hay documento de cultura que no sea, al mismo tiempo, un documento de barbarie”. El arte, por tanto, es también resistencia: un acto de conciencia que preserva la dignidad frente al olvido y la indiferencia.

Lo que hoy germina en Risaralda es un fenómeno cultural de alta resonancia espiritual. Este plan no se limita a estimular la producción estética, sino que propone una ética de la sensibilidad, una pedagogía para la convivencia y la paz. En su interior late la idea de que las artes visuales no solo enseñan a mirar, sino a mirar con profundidad, a reconocer en lo visible las huellas de lo invisible. Así, el arte se convierte en un territorio de diálogo, reconciliación y esperanza.

En última instancia, este esfuerzo colectivo simboliza un despertar. El arte, en su dimension filosófica, política, técnica y poética, deja de ser un adorno del tiempo para convertirse en su medida y en su conciencia. Lo que aquí se construye no es simplemente un plan: es una manera de imaginar el porvenir de un territorio que ha comprendido que la cultura no es un lujo, sino una forma de soberanía espiritual.

El Plan Departamental de Artes Visuales de Risaralda se erige, entonces, como una carta de navegación hacia una sociedad más sensible, más pensante, humana más humana, en su esencia, afirma que el arte no solo embellece el mundo: lo revela; y en esa revelación afirmó Paul Klee, “el arte no reproduce lo visible, sino que lo hace visible”.

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