Por LUIS ENRIQUE ARANGO JIMENEZ
Desde que tengo uso de razón y recuerdos, supe que la ley es la ley; ello significaba que no había forma de ignorarla, que cuando ella actuaba a través de un veredicto judicial había que respetarla.
Conocí un latinajo, usado recurrentemente para zanjar cualquier vacilación al respecto: “ dura lex sed lex”; que traducido es algo así como la ley es dura pero es la ley.
Ello hacía referencia más que al texto escrito y sus interpretaciones a las decisiones que tomaban aquellas personas, los jueces, que la misma ley facultaba para hacerlo, y después de surtir todas las instancias debidas.
En los vericuetos de las decisiones judiciales además de los jueces en la parte más baja del entramado había tribunales regionales y las cortes (Suprema de Justicia y Consejo de Estado); tanto los tribunales como las cortes eran habitadas por los Magistrados, unos funcionarios de altísimo perfil y responsabilidad.
Hablar de magistrados y miembros de las altas cortes era algo que revestía una gran solemnidad. Eran personajes de una gran reputación y realce; fuera de toda duda, intocables.
Así se discrepara de los fallos, y que probablemente no faltarán quienes creyeran que pudieron haber sido non sanctos, nadie se atrevía a hacerlo manifiesto.
Cómo han cambiado las cosas de esos tiempos a hoy, muchas para bien pero otras francamente desconciertan.
Aunque la política seguramente actuaba e incidía, a nadie se le ocurría sindicar los fallos de acomodados o interesados, a lo máximo se decía que se acataban aunque no se compartían. Se dejaba el margen al error o a la equivocación.
Hoy quien no está de acuerdo con una decisión judicial, empieza por descalificar a los jueces, hacerlos parte de una conspiración cuando no promotores de venganzas.
Indudablemente que está subvaloracion de la justicia encuentra audiencia después de los episodios de corrupción que se han visto a tan alto nivel en los estrados judiciales.
En entrevista televisiva escuché al expresidente de la corte Constitucional, actual rector de la Universidad externado, Dr Juan Carlos Henao, que si no se cumplen los fallos se rompe estado de derecho.
Creo que nadie medianamente informado puede contrariar esa verdad, si no respetamos las normas y procedimientos establecidos en la constitución y en la ley como presupuesto para convivir dentro de la Nación estamos abriendo la puerta a la total anarquía.
Hay unas reglas del juego que tenemos que respetar así no nos favorezcan, de lo contrario no hay orden ni seguridad que valgan.
Así como reclamamos la presunción de inocencia como una garantía procesal , así mismo la justicia lo merece.
Me pregunto con quiénes se pretende aplicar todo el peso de la ley como se predica con tanta energía; con extraterrestres ?
Me identifico plenamente con la campaña que desde todos los sectores, instituciones, concepciones ideológicas y posturas democráticas exigen el respeto por el estado de derecho, representado en el poder judicial, sin esta condición, cualquier gobierno que se instaure será inviable como la propia nación
De acuerdo! En Colombia de manera peligrosa y en cabeza de la primera autoridad de la nación como es nuestro presidente, se está dudando de las decisiones de la justicia, pasó con la sentencia de Uribe y, más recientemente, con la solicitud de pedir perdón por la violencia no justificada de la fuerza pública. Eso es un mal ejemplo para el resto de la población.