Por ALBERTO ZULUAGA TRUJILLO
En la quincuagésima segunda Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa, en 1996, el Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, en un aplaudido discurso dijo: “…el periodismo es el mejor oficio del mundo…”. Desde entonces, esa afirmación resuena en las salas de redacción y academias del planeta como un espaldarazo a la diaria labor que desarrollan infinidad de personas en los distintos medios de comunicación. Sin duda alguna, en la formación de periodistas y comunicadores sociales uno de los pilares fundamentales debe ser la investigación porque, además de fiscalizar a las instituciones y enriquecer el debate público, el periodismo investigativo tiene como función la preservación de la democracia, señalando a quienes transgreden las reglas previamente establecidas. La calidad de la democracia va íntimamente ligada a la veracidad de la comunicación producida. La tarea de perro guardián que el sistema democrático le otorga a la prensa solo se alcanza en el periodismo de investigación al sacar a la luz hechos que se quieren ocultar. Revelar a la gente algo de interés que hasta entonces ignoraba demostrándole que ha sido engañada, es el mayor servicio que, como periodistas, podemos prestarles. Trabajos a fondo que siguen las pistas de saqueos públicos, abusos de poder, degradación del medio ambiente, escándalos en temas de salud, etc. hacen parte del periodismo investigativo o periodismo crítico y de profundidad. Se requiere de una asombrosa capacidad de manejo de fuentes y de una gran valentía ya que muchas de las investigaciones pueden acarrear consecuencias legales, amenazas de muerte y chantajes. Premios importantes a historias develadas por el periodismo de investigación dan fe de los altos estándares seguidos en la denuncia. Desafortunadamernte este tipo de periodismo se está extinguiendo no solo por la peligrosidad del momento que vivimos sino por las dificultades económicas que los medios afrontan pues es el gobierno uno de los grandes dispensadores, si no el mayor, de la pauta publicitaria. Dicho de otra manera, difícil es encontrar hoy un periódico verdaderamente independiente. Una terminal de transporte sin usuarios en la Guajira, una piscina en Bolívar en una zona que no tiene acueducto y un Portal que estaba pensado para solucionar los problemas de movilidad en Floridablanca Santander que hoy no existe a pesar de habérsele invertido cerca de 10 mil millones de pesos, son elefantes blancos encontrados por la Contraloría General de la República, que bien pudieran aparearse con los encontrados en Risaralda por un monto superior a los 25 mil millones, como Puente Limones en la vía Apía-La Virginia, por más de 5 mil millones, el proyecto turístico Poleka Kasué en Santa Rosa por 4 mil millones, Mercados S.A. en Dosquebradas por 3.800 millones, el Embalse Multipropósito del río Mapa en Santuario por 1.950 millones, amén de muchos otros perdidos bajo las administraciones de Salazar y Tamayo. A propósito, del robo al despacho del Gobernador qué volvió a saberse? Diversidad de cifras, 9 millones, 250, 700 millones, nadie sabe ni se sabrá, realmente, cuánto fue. Lo que nadie ha preguntado es qué hacía allí ese dinero? El valor que haya sido en una dependencia oficial de donde salen carnudos contratos, amerita una contundente respuesta.
Alberto Zuluaga Trujillo. alzutru45@hotmail.com
Qué buen artículo, Alberto. Este es un análisis serio de esa realidad oculta que estamos viviendo con uno de los más importantes aspectos de la libertad de expresión. Coartada, mediante la pauta, la libertad de prensa, la sociedad quedó esclavizada de los poderes públicos.
Falta nos hace la otra libertad, la libertad de disponer de la verdad sin restricciones.
Un abrazo