Por JUAN CAMILO NEIRA*

Tan solo habían transcurrido dos días del presente año, cuando se registró el primer asesinato de un líder social en Colombia, un joven oriundo de Tumaco, Nariño que se desempeñaba como guardia indígena del pueblo Awa, al cual con tan solo 16 años le fue arrebatada su vida y por ende la posibilidad de llevar a cabo sus aspiraciones y sueños.
Hechos de violencia como el que se acaba de mencionar no han menguado desde que Gustavo Petro asumió la presidencia de la república, y esto es importante traerlo a mención, ya que una de las banderas de Petro en campaña fue la de establecer la paz total, incluso, durante una entrevista para la revista Semana afirmó: “A los tres meses de ser presidente, se acaba el ELN en Colombia”. Ya han transcurrido 6 meses desde que asumió el mandato y aún no se vislumbra nada de esto, sino todo lo contrario, pues esta guerrilla continúa delinquiendo con gran contundencia, y no solo el ELN sino también otros grupos delincuenciales, los cuales ya han cobrado la vida de 68 líderes sociales, en un periodo comprendido entre los meses de agosto a noviembre según cifras de la defensoría del pueblo.
Resulta lamentable saber que los diálogos entablados con las comunidades campesinas, indígenas y demás, recayeron en una mera actitud propagandista y populista de Gustavo Petro durante su periodo de campaña presidencial.
Frente a todo esto, considero que las pretensiones de paz no pueden estar cimentadas sobre los crímenes perpetuados por parte de grupos al margen de la ley, pues esto nos llevaría como nación a repetir el nefasto capítulo de los falsos acuerdos de la Habana durante el mandato de Juan Manuel Santos, donde la principal protagonista fue la impunidad.
Así mismo, considero que el gobierno actual no cuenta con una hoja de ruta bien estructurada para la resolución del conflicto armado, y es por esto que se han presentado improvisaciones y especulaciones, como, por ejemplo, cuando el presidente Petro afirmó que se había acordado un cese bilateral con la guerrilla del ELN, lo cual no fue así, esto sin duda no da un panorama alentador, y deja mucho que pensar de un mandatario y su gabinete de defensa nacional, que parece ser, están repentizando sobre la marcha.
Cabe mencionar algo importante, y es que no soy enemigo de la paz, pero sí de los atropellos en contra de los derechos humanos, en ese orden de ideas no es para nada justificable que el gobierno juegue con la integridad y la seguridad de la población que tanto se ha visto afectada por el conflicto armado, por lo cual, se hace sumamente necesario dejar las actitudes permisivas frente a estos grupos armados y actuar de manera pragmática y contundente.
Para concluir, debo confesar que mientras realizaba la redacción de este artículo, sinceramente sentí impotencia y dolor al ver cómo se derrama sangre de inocentes que tan solo buscan la construcción de un mejor país desde cada uno de sus territorios; anhelo poder llegar a ver el momento en el que Colombia pueda sentar las bases de un acuerdo sobre lo fundamental, donde la violencia realmente cese y los terroristas no tengan cabida en nuestro bello territorio nacional.
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Juan Camilo Neira es un joven militante del movimiento de Salvación Nacional, excandidato a los consejos locales de juventud, y actualmente precandidato a edil por la localidad de Fontibón, en la ciudad de Bogotá. Su gusto por la política se dio en el marco de las protestas a causa de la reforma tributaria del año 2021, pues él estaba en desacuerdo con los ataques hacía la fuerza pública, y los daños materiales en contra de la propiedad pública y privada, que en gran medida estaba siendo causados por personas de su misma edad, razón que lo llevaría a involucrarse en el mundo político, y en ese mismo año presentaría su nombre para ser parte de la lista de candidatos para consejeros locales de juventud, por el partido cambio radical, pero meses después no resultaría electo, es entonces, cuando en el año 2022, durante el periodo electoral escucha en varios medios de comunicación acerca del movimiento de Salvación Nacional, por lo cual decide indagar acerca de este, y en ese momento se sintió identificado con los ideales de dicho movimiento, esto, sumado al descontento que tenía con el partido cambio radical, debido a motivos personales e ideológicos lo llevarían a sumarse a la colectividad dirigida por el excandidato presidencial Enrique Gómez.