Por JESÚS SALDARRIAGA GAVIRIA
2021 año político y económico
El nuevo año 2021 es de muchos retos. Aunque entramos con serias dificultades por la continuación de la pandemia, hay muchos otros elementos a nivel global para pensar con optimismo que cruzaremos un año con grandes metas para cumplir y con estratégicos ajustes que realizar.
El cambio de timón en la política de Estados Unidos es muy buena noticia para los que apoyamos los modelos democráticos. Esta, aunque imperfecta, ha sido la ruta en todos los países que han logrado avanzar en desarrollo económico y social. Que haya ganado Biden la Presidencia y a la par su Partido Demócrata quedara con las mayoráis en las dos cámaras del poder legislativo (Senado y Cámara), auguran un cambio de enfoque y procesos más expeditos para corregir muchos de los daños que hizo Trump a su país y al mundo.
Se espera que además de arreglar la casa, Joe Biden con el Congreso y su Gabinete tomen medidas para enderezar las relaciones comerciales con países que Trump atropelló como México y China y llamen la atención a los gobiernos de países que apoyaron las políticas de Trump. Por ejemplo, el Gobierno Colombiano liderado por Duque que se atrevió hasta configurar una intromisión en la política partidista de Estados Unidos, haciendo público el apoyo a la campaña presidencial de Trump.
Otro de los elementos que nos permite tener optimismo, es la aplicación de la vacuna que en muchos países ya inició la primera etapa y que en Colombia ya se planificó la aplicación. Este proceso tiene grandes retos en términos de logística, pero seguros que con la cooperación de todos los actores del desarrollo lo sacaremos adelante. Esta tarea no será fácil porque el 2021 es un año donde la temperatura se irá elevando en la medida en que avance las campañas políticas de presidencia y congreso.
Es pertinente hacer un llamado a los gobernantes territoriales y al nacional para que reflexionen y saquen la poca o mucha compasión que tengan por los colombianos (todos los sectores sociales, los más vulnerables y empresarios que generan empleo), para que no hagan politiquería con las necesidades de la gente. Es un año político, pero también debería ser el año de la reactivación económica. Generar empleo productivo, apoyar los sectores económicos, invertir en nueva infraestructura, en tecnologías de información y comunicaciones. Ajustar los sectores educativos, salud, economía y medio ambiente a los nuevos retos que nos deja la pandemia, debería ser la prioridad de nuestros gobernantes. Ojalá no se distraigan como jefes de debate de los candidatos que apoyarán al Senado y a la Cámara de Representantes.
En un año político como el 2021, las regiones de Colombia tienen un alto riesgo que los alcaldes y gobernadores inviertan tiempo y dineros públicos apoyando las campañas al congreso. Esto se volvió normal, además porque la mayoría de los alcaldes de las ciudades principales y los gobernadores, se comprometen durante su campaña a impulsar candidaturas. Si uno revisa quienes han ganado las elecciones al Congreso, la mayoría de los senadores y representantes a la Cámara, son los candidatos apoyados por los alcaldes y gobernadores de turno. Lo que deja sobre la mesa una verdad de apuño: “las campañas políticas se financian en gran parte con los presupuestos públicos”, con los dineros de la gente. Lo grave de esto no es que lo hagan; lo grave es que está culturalmente aceptado por la clase política y grandes sectores sociales en las regiones. Mucha de esta gente que me lee, dirán que yo no soy político, pues alguna vez un politiquero me lo dijo, cuando le contesté que yo no iba a adjudicar contratos y entregar puestos de la Secretaría que yo dirigía para financiar campañas.
Mi concepto de ser un político es muy diferente. Se basa en propuestas, en ayudarle a la gente, en tener compasión por las personas y familias que necesitan acceder a educación, salud, vivienda y sobre todo al empleo digno que le de oportunidades de desarrollo. En el año 2021 donde la pandemia dejó a muchos colombianos sin trabajo, sin ingresos, sin educación y con hambre, y en medio de las campañas políticas, conoceremos los políticos y gobernantes con P y G mayúscula.
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