Con 86 partidos jugados, de los cuales 32 fueron victorias, 22 empates y 32 derrotas, en un poco más de año y medio, para un rendimiento del 45%, se fue el profe Alejandro Restrepo del Deportivo Pereira. Este balance mirado a la ligera dice muy poco sobre lo realizado por el estratega paisa, sin embargo , gracias a esos números tan aparentemente pobres, Alejandro Restrepo, en un tiempo récord, recogiendo en parte el proceso previo adelantado por el pereirano Alexis Márquez, nuestro equipo alcanzó la primera y única estrella en el rentado colombiano, como debutante hizo una participación más que decorosa en la Copa Libertadores y en un intento por salvar los trastes en 2023 recientemente jugó la semifinal de la Copa BetPlay; se quedó en el camino, pero quedó la sensación de que merecía más que Atlético Nacional.
Así las cosas, atenidos no al rendimiento sino a los resultados, aferrados a la luciente estrella que adorna para siempre el escudo rojo y amarillo, podría decirse que el Deportivo Pereira de la vigencia 2022 ha sido un verdadero caso de éxito por su eficiencia; algún aguafiestas dirá que fue un milagro; por mi parte seguiré pensando que ese 45% de rendimiento del profe Restrepo representa el vaso más lleno y el punto más alto en los 80 años de historia de nuestra divisa y de su sufrida hinchada.
No en vano muchas anécdotas se cuentan de los miles de fervientes seguidores que se fueron a la eternidad sin ver al Pereira campeón y muchas de los que seguimos vivos y sí pudimos contar el cuento, para bajar al sepulcro con la tranquilidad del trofeo de la liga y de la vuelta olímpica.
La historia no hablará entonces del 45% de Alejandro Restrepo, hablará de los triunfos basados primero en el coraje y luego en la calidad del juego de un colectivo que fue creciendo con el tiempo; hablará del equipo que se puso de moda en Colombia por su vértigo, por jugar a la primera, hacia adelante y no dar por perdida ninguna pelota; no es delirio, pero por ratos el Pereira me hizo sentir en la liga europea; la historia hablará de los estadios llenos, de la venta de camisetas nunca antes vista, del equipo que todos querían que ganara cuando se enfrentaba a los llamados grandes y que jugó la final soñada para muchos, con el rojo de la montaña, el DIM, un equipo con una identidad de juego aguerrida que deja siempre la piel en la cancha; fue un honor.
La historia hablará de un recién llegado, el profe Restrepo, que parecía haber estado toda la vida en la raya matecaña, que sufrió y que se comió las uñas como cualquier pereirano, que saltó como cualquier Lobo, que celebró cada gol como si fuera el título y que aguantó con grandeza y estoicismo todos los chaparrones cuando las cosas no salieron bien.
La historia hablará del liderazgo del indio Johny Vásquez, de la contundencia ejecutora de Carlos Ramírez, del retorno glorioso de Leonardo Castro, del sorprendente Berrío, del sacrificado Brayan León, del polifuncional Jherson Mosquera, del bendito Chipi Chipi y de un montón más de jugadores que mostraron su mejor versión gracias al viento que el profe Restrepo les metió en la camiseta.
Profe Alejandro Restrepo, gracias por ese 45%, que significa todo para esta ciudad. Adiós y no se le olvide el camino.