Por AURA RÍOS
En días pasados, el diario El Tiempo, publicó una interesante columna, donde se afirma que al interior del partido político “Comunes”, han surgido algunas controversias, debido al cuestionamiento surgido tras la reunión del presidente de la República Iván Duque Márquez, con el exjefe guerrillero de las FARC-EP, Rodrigo Londoño Echeverry. El interrogante, es de gran trascendencia nacional, en la medida que deja en entredicho una posible colaboración del exjefe guerrillero con el Gobierno Nacional. Así lo tituló El Tiempo: “¿Timochenko prometió a Duque informar de rutas del narcotráfico?”.
Se dice que Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko, al parecer, se comprometió a colaborar con el Gobierno Nacional, en el sentido de informar sobre rutas del narcotráfico. Dicha revelación ha generado toda clase de criticas y pronunciamientos de otros ex -FARC, también desmovilizados, y firmantes del acuerdo de paz suscrito por el expresidente Juan Manuel Santos, con ese grupo terrorista.
Al respecto, vale la pena cuestionarse sobre varios aspectos, a saber: i) el proceso de paz con las FARC se firmó hace más de cuatro años, y las FARC no han contado ninguna verdad sobre su financiamiento ilegal; ii) desde la suscripción del acuerdo, los miembros de esa guerrilla se han limitado a exigir al Gobierno actual, que cumpla lo pactado, pero ellos incumplen, al mejor estilo Santrich; iii) por qué razón, los Ex FARC, exigen cumplimiento por parte del Gobierno, mientras ellos al parecer continúan lucrándose del narcotráfico.
El hecho que uno de los antiguos militantes de ese grupo armado, Benedicto González, hoy representante a la Cámara, firmante del acuerdo de paz, se moleste, y, además, se atreva a llamar “sapos” a Timochenko y Alape, deja entre ver que efectivamente el Estado Colombiano desconoce las rutas del narcotráfico usadas por ese grupo al margen de la ley, para continuar financiándose, pues de no ser así, no habría razón para llamar “informantes del gobierno” a quienes pueden contribuir con la verdad que el país está en mora de saber.
Seguramente, para algunos sectores de izquierda, el Gobierno Nacional debe cumplir lo pactado en La Habana, mientras el grupo terrorista de las FARC, continúa lucrándose del negocio del narcotráfico, tal como ocurrió con alias Jesús Santrich, quien por fortuna perdió su curul en el Congreso, pero continúa libre, gracias a la oportuna y muy destacada gestión de la JEP. Aunque pensándolo bien, la izquierda puede tener razón, claro que sí, como se le ocurre a Timochenko ser “sapo” y contar cuales son las rutas del narcotráfico utilizadas, si se avecinan campañas electorales, que requieren mucho efectivo, contiendas que, con seguridad, no serán patrocinadas por los empresarios decentes del país.
El disgusto generado por la posible colaboración de Timochenko con el Gobierno Nacional advierte desde ya, con qué dineros se pagarán las próximas contiendas electorales, de algunos partidos políticos, que pretender gobernar al país, con ideología Chavista, Madurista, Castrista, entre otras; las cuales han sometido a su pueblo, a la pobreza absoluta, la inmigración y la mendicidad en los países vecinos.



Estimada Aurita: Por desgracia para los colombianos, quedamos atrapados entre los narcotraficantes que pregonan la lucha contra esta peste que azota a nuestra sociedad. Ellos mismos hablando entre ellos mismos de las rutas que ellos mismos usan y que entre ellos se disputan.
A este ingenuo y sumiso pueblo colombiano le han visto la cara siempre, por eso el 81% de la tierra útil de Colombia está en manos del 1% privilegiado, en una de las inequidades más grandes del planeta.
Fuerte abrazo