Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

Amitis

¡Oh Amitis  fragante!

regaste mis jardines

con el agua

fresca y lustral

que corría por tus piernas.

Las flores

-súbditas tuyas-,

con exquisita fragancia

coronaron tu belleza,

trayendo el aroma

húmedo y tempranero

de las montañas

de Ecbatana.

¡Oh Amitis hermosa!

de suave lengua

Elamita

-princesa preciosa,

deseable, de amatista

y cornalina-,

mi reina,

mi favorita,

mi amante eterna.

¿Cuál fue la dicha

de Babel

que conoció tu caminar

y el galanteo cierto

y sonoro

de tus vibrantes caderas?

No quisiera más

en esta noche

-Amitis mujer amada-,

que saborear

tu salobre dulzura,

y recorrer con

mis labios ansiosos,

la diáfana tersura

De tu cuerpo

Ardiente de gozo.

No quisiera más

En esta noche

De encanto

-Amitis sin ti

Está el llanto-,

Que sentir en mi

Lengua abigarrada,

La dulce y sagrada

Miel de las abejas,

Que se escurre

Por tus panales

Al lamer tu fulgor,

Al extrañar tu clamor,

Suave baño

Del primor de tu alma.

¡Oh Amitis de Meda!

Extraña y bella

Pantera

De lapislázuli,

Venida en cofre de oro

De la ciudad

De los siete muros.

¿Cómo vivir lejano

A tu piel,

Sin tu mirada

De almendra,

Sin tu fragante canela?

Aumentas mi deleite

Cuando hablas,

Cuando besas,

Cuando riegas el jardín

-amada mujer de perejil-,

Cuando desnudas

-como la luna en noche

Estrellada-,

tu ser excitado,

humedecido, perturbador,

todo un delirio de amor,

que impregna

las flores con su olor,

 y con las lanzas

afiladas

de tus pechos de plata,

haces caer mis hombros

y desvanecer el mentón,

mientras flaquean

las rodillas

cuando amenazas mi cuello

con la espada brillante

de tu malvada cintura.

¡La corona no tiene rey!

¡otro rey ha de nacer!

floreció también la locura.

Fue poseído el rey.

De tus senos

nacieron un día

los dátiles y el palmeral,

y nació también

de tu boca

el rugido enigmático

del león, que aún

resuena en mis entrañas.

Nunca sabré

qué es mejor,

si contemplar el maravilloso

jardín florecido

que brota de tus balcones,

o apretar el tallo

espinoso de tus rosas

que sube en espiral

por tu espalda infinita

-nueva corona de lazurita-,

rasgando mi corazón,

mientras lubrico

los ojos

con lágrimas de emoción.

Siempre tú,

siempre yo,

y en los dos reposa

tu amor y tu encanto.

quién creó tu lozanía,

y qué belleza trajo

el espíritu de tu vida,

pues, con honores,

desde los campos,

desde el palacio,

y las colonias,

fuiste llamada

por todas las flores

-un día-,

como

la diosa de los insectos de Babilonia.

Alexánder  Granada  Restrepo

POESÍA  TEÓRICA

(lascaravanasdematusalem@hotmail.com)

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8 COMENTARIOS

  1. Al leer este bello poema, es como volver a la montaña, buscando la soledad y la sabiduría; recordando los sueños del creador del superhombre. Hermoso poema.

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