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EspiritualidadAprendamos de nuestros errores

Aprendamos de nuestros errores

Por: Francisco Arias Escudero, Padre Pacho

 Todo hombre sensato ha de tener una sana y equilibrada preocupación por saber si actúa bien o no.  Una reflexión positiva que nos haga estar prevenidos contra el autoengaño.

Decía Hemingway que vivimos esta vida como si llevásemos otra en la maleta: un puro autoengaño para pasar de puntillas por la misma sin importarnos demasiado si la vivimos o la desperdiciamos.

Porque en las vueltas y revueltas de la vida aparecen muchas ocasiones de obrar mal y apenas reparar en ello. Y aunque somos libres de elegir nuestras acciones, no lo somos tanto para eludir luego las consecuencias de esas acciones que hemos elegido.

Somos libres de elegir ante cualquier situación, pero nunca podemos dejar de cargar con la otra cara de la moneda. Sin duda, muchas veces nuestras decisiones tendrán consecuencias que preferíamos no padecer, y hemos llegado a ellas por no saber bien qué había en la otra cara de esa elección, y es entonces cuando nos damos cuenta de que nos hemos equivocado.

Sin embargo, no son nuestros errores lo que más nos dañan, sino nuestra respuesta ante ellos.  Porque, como decía Cicerón, todos los hombres pueden caer en un error, pero sólo los necios perseveran en él. Cuando una persona no reconoce sus errores, no los corrige, o no aprende de ellos, se introduce en una espiral de autoengaño y encubrimiento que potencia esos errores y causa un daño mucho más profundo.

Por eso la educación del carácter requiere un serio esfuerzo personal en ese sentido: cuando cometas un error, no te escudes en tu debilidad, no te lances a señalar defectos de otras personas, a culpar o acusar a otros. Es verdad que también habrá culpa en otras personas, pero hay que evitar que esa parte de culpa ajena te impida ver la tuya. Cuando observes en ti un error, lo verdaderamente necesario es, simplemente, que lo admitas, te corrijas y aprendas de él: de esta manera, además, una experiencia negativa puede convertirse en algo muy positivo.

Y si ves que tu pensamiento deriva enseguida hacia cuestiones que están fuera de tu alcance, fuera del círculo de influencia, frena en seco y vuelve a empezar. Hemos de tener la valentía de descubrir y afrontar las áreas de error o de debilidad que hay en nuestras vidas, para eliminarlas o reformarlas.

En estos tiempos de confinamiento por la pandemia será muy positivo conocer nuestras áreas de talento, para potenciarlas.  Sí, y en ambos casos el proceso de avance es muy parecido: establecer una meta personal, hacer un propósito para mejorar y mantener un compromiso serio con nosotros mismos para cumplirlo.

4 COMENTARIOS

  1. Los errores hacen parte de nuestra madurez y formación, claro para no repetirlos, pero algunos te marcan y te duelen por el resto de la existencia. Muchas gracias padre Pacho.

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