Las acciones de los individuos quién las determina: ¿la voluntad de Dios? ¿una predestinación? ¿el libre albedrío? ¿el medio que lo rodea? ¿Las características innatas y hereditarias? Si así lo fuera: ¿existirían individuos que sus conductas reprobables no se podrían modificar, aunque la sociedad se esfuerce por su readaptación?
La humanidad entiende predestinación desde el concepto griego de determinismo: Que Dios en su soberanía ha determinado la cosas que han de suceder en forma inalterable. La mitología griega de Edipo el Rey, en su célebre historia enseña, que predestinación es el destino inalterable de cada persona, destino que ha sido determinado por los dioses. En el cristianismo se la ha relacionado con la omnisciencia de Dios: “Dios todo lo sabe; entonces, Dios sabe quién se salvará y quién se perderá.
El concepto que se tiene de predestinación como una doctrina en la que Dios desde la eternidad determinó lo que quiere hacer con cada una de las criaturas, ordenando a unas para la vida eterna y a otras para la condenación perpetua de acuerdo al fin y condición para el cual fueron creadas.
Juan Calvino reformador del siglo XVI, enseña que, desde el principio de la Creación Dios determinó quién se salva y quién se condena, independientemente de lo que el individuo realice. Esta doctrina tuvo un impacto inmenso en el Occidente cristiano, porque a partir de ella vino el problema de cómo reconocer que alguien ha sido predestinado a una cosa o a la otra.
Esta idea terrible llevó a suponer que, si Dios hace esclavos a sus muy amados y bienaventurados hijos, parece «evidente» que los pueblos predestinados a la salvación tienen el derecho de dominar a los pueblos que se resisten a la conversión y prefieren las tinieblas del error, la depravación y la idolatría. La doctrina predestinacionalista consolidó la convicción de que las normas requieren solo una justificación en el plano del sujeto, de este modo, se afianzó la idea del “individuo” como un ser escogido y “recortado” de entre sus congéneres.
Todo este pensamiento desencadenó en el pensamiento filosófico del determinismo que afirma que todos los hechos y acciones humanas están condicionados antes de que estos sean ejecutados. Toda acción humana según la corriente determinista, está basada en una relación causa-efecto. Esto implica entender la realidad como consecuencia directa de una causa.
Solemos decir en la teología que Dios es “omnisciente” lo que lleva a pensar a algunos que, si lo es, es responsable de todo lo que ocurre, ya que siempre supo, que abusaríamos del don que nos hizo de la libre voluntad. Aqui el error consiste, en aplicar erróneamente el concepto de omnisciencia, en categorías humanas.
Los humanos vivimos en el tiempo, en un continuo discurrir de las cosas; Dios vive fuera del tiempo, para Él todo es un eterno ahora, no podríamos decir que Dios sabía (pasado) lo que pasaría (futuro). Dios sabe. Nuestro presente es un instante mínimo, ya se ha convertido en pasado. Dios es omnisciente, porque para Él todo es presente. Él no prevé, Él, ve; para Él no existe ni el antes ni el después. El concepto de tiempo es como todo lo demás, parte de su creación; Él está por encima de la Creación y por ello por encima de todo lo temporal.
Padre Pacho