Todos los seres humanos en algunas etapas de nuestra vida experimentamos descargas de energía generadas por emociones reprimidas. Sucede por ejemplo con las broncas: Hay una fantasía de que si se expresan el enojo o la ira se lastimaría mucho, entonces la persona se lo guarda. De este hecho sale entonces la pregunta: ¿Por qué el reprimir las emociones impacta en el cuerpo y la mente?
Algunos especialistas como el doctor Flavio Calvo, doctor en psicología y tallerista, nos explica que estas represiones «son sentimientos que evitamos expresar o mostrar abiertamente a los demás: “Cuando experimentamos emociones intensas como el enojo, la tristeza o el miedo, a veces las ocultamos y las guardamos en nuestro interior en lugar de expresarlas, compartirlas o procesarlas; y esto puede suceder por muchas razones, tal vez por el miedo al rechazo, la vergüenza o por creer que expresar nuestras emociones es una señal de debilidad. No querer o tener miedo de expresarse, en general, tiene que ver con mandatos sociales o familiares donde se ha prohibido una emoción o su comunicación”.
Tanto Freud como Breuer (creadores del método catártico a finales del siglo XIX) llegaron a la conclusión de conceder a este proceso eficacia terapéutica, sinembargo, en la mayoría de los casos el origen del problema del paciente no se encontraba en una única experiencia traumática y los síntomas no desaparecían de forma espontánea.
La respuesta emocional a estos eventos puede aparecer tras un estrés traumático y perturbador, ya sea una pandemia mundial, un terremoto, un huracán, un atentado terrorista, una inundación o un accidente de tránsito. Se puede sentir confusión o miedo o un entumecimiento abrumado por una serie de emociones contradictorias, a veces todas a la vez. Estas emociones no se limitan a las personas que vivieron el evento. Las noticias y las redes sociales nos bombardean las veinticuatro horas del día con imágenes terribles de tragedias, sufrimiento y pérdidas casi en el mismo momento en que ocurren en cualquier parte del mundo. La exposición repetida puede sobrecargar el sistema nervioso y crear un estrés traumático como si se hubiera vivido el evento personalmente.
El estrés traumático puede acabar con su sentido de seguridad y provocar que se sienta indefenso y vulnerable en un mundo peligroso, sobre todo si el evento traumático es provocado por el hombre, como un tiroteo o un acto terrorista. Puede sentirse agotado física y emocionalmente, abrumado por el dolor o tener dificultades para concentrarse, dormir o controlar su temperamento. Todas esas son respuestas normales a eventos anormales.
Hay muchas cosas que se pueden hacer para contribuir a una recuperación y superar el trauma sufrido. Tanto si vivió el evento como si fue testigo del mismo, si intervino en una emergencia o trabajó en el ámbito médico, o si sufrió estrés traumático tras el evento, hay muchas formas de tranquilizar el sistema nervioso y recuperar el equilibrio emocional.
Tips que contribuyen a controlar la ira:
Piensa antes de hablar. …
Una vez que te hayas calmado, expresa tu malestar. …
Haz algo de ejercicio. …
Tómate un recreo. …
Identifica posibles soluciones. … Recurre a las declaraciones en primera persona. …
No guardes rencor. …
Recurre al humor para liberar la tensión.
*José Manuel Jaramillo A. Directivo SOER (Sociedad de escritores de Risaralda).