Por JORGE EDUARDO MURILLO MEJIA
No hay derecho a lo que está pasando con el Deportivo Pereira, y la dirigencia de nosotros a todo nivel tan tranquila. Hace tan solo unos días nos salvamos de milagro de volver a la “B”. Fue un calvario propiciado por la eterna liquidación y por la posición vergonzosa de los jugadores que juegan cuando les da la gana. No son suficientes los cerca de ocho años que llevamos en un proceso de liquidación ante la Superintendencia de Sociedades y ahora en manos de un juzgado que no define. Tampoco es suficiente el sufrimiento de la hinchada en esos años en la segunda división, y cuando logramos llegar a la cima, a los jugadores en un lapso de 3 meses se les olvidó jugar y solo el último día les dio la gana de jugar con altura y hacer cuatro goles. Lo peor del caso es que en diciembre de este año vuelve y juega el descenso, la decisión de la jueza de realizar la subasta se podría ir hasta septiembre, o sea que a esas fechas no tendremos dolientes como nuevos dueños y con este equipito no vamos a llegar a ningún Pereira. Bien decía la mayoría de periodistas del orden nacional el lunes pasado, que se alegraban de que el grande Matecaña hubiera conservado la categoría, pero que había sido muy pobre la presentación del equipo en la anterior temporada. Es cierto, con el vilo del dilatado proceso de liquidación, más la indecisión del juzgado y la falta de pertenencia de los jugadores, volveremos al largo sufrimiento por el resto del año. La pregunta es ¿qué podemos hacer nosotros fuera de hacer fuerza?, me inclino a sugerir que encaminemos todos los esfuerzos solo a la ruta crítica de la solución, no hablar más del diagnóstico del problema y no pensar en que con el actual entrenador u otro que llegue de poco presupuesto y con cinco jugadores de mediano perfil, podamos soñar con conservar la categoría. Si a julio de este año no tenemos el nombre del nuevo dueño del equipo y que meta un dinero importante para jugar el torneo de agosto a diciembre, estamos jodidos.
Por eso propongo una nueva cliflatón y marcha, pero esta vez dirigida al juzgado donde está radicado el proceso; de igual manera dirigirnos a la Superintendencia de Sociedades para que analice las razones por las cuales una liquidación de un equipo quebrado se demora mas de siete años, entonces qué ha pasado con los ingresos por televisión, patrocinios y venta de magníficos jugadores que hoy están en el exterior?. A los periodistas que entiendan esta ecuación les solicito pronunciarse, al igual que al alcalde y dirigentes deportivos.