GEROSS
Sábado 17 de agosto de 1996, siete de la noche, Hotel Soratama, Pereira. En el comedor unieron varias mesas para que periodistas y la mayoría de críticos de cine de Colombia estuvieran juntos. Casi todos. De Cali solo estaba el editor de La Palabra, esa bella publicación de la Universidad del Valle, Umberto Valverde, y dos invitados más, que llegaron a última hora. El encuentro había empezado el día anterior. Henry Laguado, director del Festival de Cine de Bogotá preguntó: ¿En qué anda la Cinemateca de La Tertulia? y Valverde contestó: En lo mismo. Doce Monos, Farinelli, La Letra Escarlata, El lado oscuro del corazón…
Teatro Municipal Santiago Londoño, Pereira. Homenaje a Luis Alberto, El cura Álvarez. Para los que no lo sepan, el crítico de cine más importante de Colombia en los últimos años, fundador de la revista Kinetoscopio en Medellín y amante de la ópera. Murió hace unos meses en un quirófano, esperando tener un corazón más grande. Y el suyo era muy grande.
El homenaje fue de recuerdos y anécdotas, pilatunas muy suyas como las escapadas de las películas latinoamericanas flojas en el Festival de Cine de Cartagena para devorar un helado de tres pisos. Glotonería insaciable o un día en Cannes dejando solo en una sala a un pobre provinciano bogotano con Polansky, Alan Parker, Scorcese… El cine desfilando frente a él y El cura escondido detrás de una cortina, riéndose, observando a Augusto Rendón, un cineclubista que pensó que Medellín era solo provincia, ahora impotente, asustado.
Leaving Pereira Cinema bar. Ron, hielo, sabios y críticos por todas partes. De la literatura al cine. De Bukowski a Barfly y de Barfly a Leaving Las Vegas. Más ron y cambio de espacio. Pero Elizabeth Shue nunca salió a la pista de baile y a Orlando Mora de El Mundo de Medellín, le robaron un puñado de billetes de su bolsillo, antes de llegar al hotel, Gran Hotel, sede del certamen.
Casanova y Cannes, Giacomo Casanova y Klaus Kinski: Amantes fulminados por Juan Guillermo Ramírez de El Tiempo. La conferencia termina y Mauricio Laurens no se aguanta las ganas de contar una anécdota de Klaus Kinski, Polansky y su novia Natasha, la hija de Klaus, en Cannes. Si. Laurens estuvo en Cannes murmuró alguien, creo que Ossa, el director de los encuentros que sabe muchas cosas de muchos de nosotros y hasta de cine.
El Cineclub Almuerzo, siesta y dos conferencias para cerrar la tarde. Fabio Medellín de la Universidad Nacional El Cineclub: Medio alternativo de aprendizaje audiovisual. Su ponencia era una queja en contra de los cineclubes que pasan todo el año The Doors, Betty Blue y El lado oscuro del corazón y una serie de reflexiones que lo llevaron a contar que veía telenovelas a escondidas (Jesús Martín Barbero también las ve, lo dice abiertamente y es el estudioso de la comunicación más importante de Latinoamérica), explicando que los jóvenes no saben nada y que ellos, los críticos, tienen que instruirlos y buscar nuevas formas de acercarlos al cine. Nostalgia de las revistas de los 70 y el movimiento cineclubista que, para Orlando Mora, es un cadáver porque en ese tiempo el carácter de club era un concepto cerrado, de elegidos.
Cuando por fin terminó de hablar, luego de proponer que los cineclubes se desplazaran a los pueblos para buscar nuevos públicos, Rufo Caballero y Mayra Pastrana, dos críticos de cine cubanos se adentraron en los problemas de El sujeto y el otro en el pensamiento y el cine posmodernos. El negro, los homosexuales y las mujeres en el cine. Análisis de Filadelfia y Forrest Gump. Más discusiones. Dos videos y la última noche dejando a Pereira.
Linda anécdota encontrada en mis archivos y que hubiera sido publicada por los redactores culturales del periódico EL TIEMPO ese año.
Ese año el Secretario de Hacienda de Pereira era el Dr. Jorge Alexis Mejía y él había apoyado con toda el alma nuestro evento, así como ahora lo van a hacer la Secretaria de Cultura de Pereira, el alcalde Carlos Maya, el Gobernador Tamayo, de nuevo el Dr. Alexis como Secretario de Hacienda pero del Departamento y la oficina de Cultura del departamento, de la mano de la Secretaría de Deportes, Recreación y Cultura de Risaralda actuales, que sí creen en la seriedad e importancia de este evento que vela por el respeto a un oficio que genera pensamiento, disciplina y amor por el cine, una de las más importantes artes inventadas por el hombre en un mundo que ha creído que la violencia es más importante hacerla que mostrarla en películas.
Este año, de pandemia y todo, con tapabocas o sin ellos, en montones o aislados y/o separados por cintas amarillas como si estuviéramos en permanente construcción, entre el 13 y el 16 de agosto próximos, amaremos de nuevo muchas cosas que tienen que ver con el cine, veremos películas difíciles de atender en las salas comerciales, hablaremos de realizadores y productores de películas geniales pero que no son populares ni famosos, mostraremos libros, revistas y publicaciones relacionadas con el séptimo arte a los visitantes y asistentes y celebraremos homenajes a cineastas locales y nacionales que han hecho cosas por la libertad y la inteligencia de nuestros conciudadanos, al calor de la palabra y la imagen. Y además, miraremos con asombro esos cortometrajes nuevos que han realizado nuestros directores del eje cafetero y que competirán en el 10o. concurso de cortos de la región, y que desafiaron la pandemia con la magia de la truculencia, la imaginación y la inteligencia.
Los esperamos con las manos, los brazos y los corazones abiertos de par en par.