PADRE PACHO
El colegio pediátrico americano, ha realizado un estudio sobre la transexualidad en niños y adolescentes; pediatras como Michelle Cretella, Quentin Van Meter y Paul McHugh y Psiquiatras del Hospital Clínico John Hopkins, han condenado la normalización de la transexualidad en colegios y en las mismas políticas públicas como si se tratara de algo no solo bueno, sino saludable.
El estudio está asentado en datos científicos y biológicos, dejando muy en claro desde un rigor académico, que ningún tipo de ideología, puede ser tenida en cuenta dentro de ningún documento científico. Es un aporte para legisladores y formadores, que quieren adoctrinar, a menores a someterse a tratamientos hormonales o cirugías para adquirir la apariencia física con el sexo que dicen identificarse.
El estudio establece ocho puntos fundamentales, dentro del diseño genético humano, donde se es evidente por si mismo el ser concebidos como hombre o mujer, y no como un género normativo, dentro de un marco social y legal.
Lo primero que plantea el estudio es que la sexualidad humana es un rasgo binario, biológico y objetivo. Los genes ‘XY’ ‘XX’ son marcadores genéticos de la salud, no marcadores genéticos de un trastorno. Lo normal en el diseño genético humano es ser concebido macho o hembra. La sexualidad humana está diseñada de manera binaria con la intención evidente de la reproducción y multiplicidad de nuestra especie. Este principio es evidente por sí solo. Los trastornos del desarrollo de la sexualidad (DSD) y sus desviaciones, incluyendo la feminización testicular y la hiperplasia suprarrenal congénita, son médicamente identificables en la norma binaria sexual y es por ello por lo que se reconocen como trastornos del diseño humano.
Un segundo criterio que se plantea es que nadie nace con género; todo ser humano nace con sexo biológico. El de género (la toma de conciencia y el sentirse masculino o femenino) es un concepto sociológico y psicológico, no una objetividad biológica. Nadie nace con la conciencia de sí mismo como hombre o mujer. Esta toma de conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos del desarrollo, puede ser descarrilado por las percepciones subjetivas de la infancia; las relaciones y las experiencias negativas ocurridas desde la infancia. Las personas que se identifican con “la sensación de pertenecer al sexo opuesto” o “en algún punto intermedio”, no forman un tercer grupo sexual, siguen siendo hombres o mujeres biológicos.
El estudio plantea que la pubertad no es una enfermedad, pero el bloqueo de las hormonas de la pubescencia puede ser muy peligroso. Bloquear este tipo de hormonas durante la pubertad induce un estado de enfermedad, es decir, provoca la ausencia de pubertad, inhibiendo el crecimiento y la fertilidad de un niño que, antes del proceso, era biológicamente sano.
Un quinto criterio es que según el DSM-V, mencionado previamente, el 98% de los varones y el 86% de las mujeres que durante la infancia confunden su género, finalmente aceptan su sexo biológico tras pasar por la pubertad.
Se presenta en el estudio que los niños que utilizan bloqueadores de la pubertad para realizar un cambio de sexo, necesitarán hormonas del sexo opuesto durante una adolescencia tardía. La utilización de las hormonas sexuales como la testosterona y los estrógenos del sexo opuesto conllevan riesgos peligrosos para la salud. La ingesta de hormonas puede provocar presión arterial disparada; coágulos de sangre; accidentes cerebrovasculares y cáncer.
Las tasas de suicidio como séptimo punto, plantea que son veinte veces mayores en los adultos que usan hormonas del sexo opuesto y/o se someten a una cirugía de cambio de sexo. Incluso en Suecia, que es uno de los países más a favor de la inclusión y normalización de la ideología de género, los suicidios se disparan. ¿Qué persona, compasiva y razonable, desearía condenar a niños pequeños a semejante destino, sabiendo que después de la pubertad, hasta el 88% de las niñas y el 98% de los niños con dudas sobre su género aceptan su realidad física y consigue un estado de bienestar físico y mental?
Y como último punto de su estudio, se plantea que no podemos condicionar la educación de los niños haciéndoles creer que la suplantación del sexo biológico mediante cirugías y productos químicos es algo normal y saludable, es abuso infantil. Endosar la ideología de género de forma generalizada y a través de la educación pública y de los políticos confundirá tanto a niños como a padres, lo que provoca que cada vez más niños acudan a las “clínicas de género” para recibir medicamentos químicos que bloquean las hormonas pubescentes.
Muchos niños elegirán una vida llena de hormonas cancerígenas y de productos químicos tóxicos nada recomendables para la salud y muchos de ellos elegirán la mutilación quirúrgica, innecesaria, de partes de su cuerpo perfectamente sanas en su juventud.
Padre Pacho