Por PADRE PACHO
Se Insiste frecuentemente que de todos los amores el más débil que existe es el de pareja. En una pareja no hay nada. Por eso hay que darlo todo, para quedarse con algo. Tener una pareja es como cuidar una flor. Si una flor no se riega, se muere, y si se riega mucho, también.
Podemos escuchar aquella frase que se nos hace incomprensible: “No cuides tanto a tu familia, cuida a tu pareja” y muchos se sorprenden. ¿Pero cómo que no voy a cuidar mucho a mi familia? ¡Es mi familia! Claro que es tu familia y por eso está segura, nunca la perderás.
¿Alguna vez han oído decir a alguien «allí va mi ex hijo, allí va mi ex padre»? ¿Verdad que no? Pero han oído mucho, «allí va mi ex pareja». Entre los padres, los hijos, los hermanos, la familia, es lo más seguro que se tiene, no hay ex. Ellos están allí y por muchos años que duren sin verse, por mucho tiempo que tarden en escribirse o en hablarse, ellos están allí. Usted no puede decir «Aquella señora que va pasando por allí fue mi madre por 50 años». Ella está allí, ella está segura.
El amor de Padre, de Madre y de hijo es como un «cují coriano», nadie lo riega, pero está ahí. Eso que llamamos amor eterno se da con quien tenemos vínculos de consanguinidad, ese parentesco natural, de quienes descendemos de un mismo tronco o raíz, de quienes están unidos por vínculos de sangre; incluso los amigos, que construyen una relación afectiva sobre la base de la reciprocidad y el trato asiduo, sobre la base del amor. En el caso de la pareja aunque exista la afinidad que es esa compatibilidad de intereses y gustos lo que crea el vinculo emocional y cierta exclusividad, debe cuidarse todos los días, ya que se trazan proyectos en común, se comparten sueños y también responsabilidades, lo que lleva a que la relación debe tratarse con mucho cuidado, ya que es una relación que parte de su propia insuficiencia, y necesita permanentemente el encuentro y la unión con el otro ser, para que no termine desquebrajándose.
Seguramente hemos compartido con parejas que tienen un hijo discapacitado. No es que no quieran a los otros, pero ellos están seguros. De aquél con mayores limitaciones tienen que estar más pendientes, porque se puede caer, porque a lo mejor no come solo. En cambio, los otros están y los quieren igual, y saben que están ahí.
Si tengo una pareja, ese es el amor discapacitado. De ese tengo que estar más pendiente porque necesita más. El amor de madre es independiente, el amor de pareja es dependiente. Ella depende de mí y yo dependo de ella. Estamos unidos «hasta que la muerte nos separe», pero el amor que nos debemos es como el amor de un hijo discapacitado.
Los lazos de consanguinidad son irrompibles, en cambio aquellos que se crean por afinidad con una infidelidad, un irrespeto o una actitud de indiferencia, pueden llevar fácilmente al rompimiento del vínculo, creándose heridas, en ocasiones no fáciles de sanar. Cuidemos nuestra pareja como el tesoro mas sagrado, la sangre solo hace parientes, el verdadero amor hace familia.
Padre Pacho
Que linda columna Padre ❤️
Primo, muy buen y acertado artículo