Deportivo Pereira otra vez en la B, propongo “chiflatón”

Por JORGE EDUARDO MURILLO MEJIA

Con lo que pasó el martes pasado en el estadio Hernán Ramírez Villegas, frente al Chicó, enemigo directo del equipo para la pelea por el descenso, los jugadores firmaron la boleta para volver a la cárcel de la “B”. Me adelanto pues quedan pocos partidos y por lo visto en la cancha desde hace cuatro meses, no da para pensar otra cosa. Además, quiero anticiparme pues me imagino a los comentaristas de fútbol echándole la culpa a Candamil y a el alcalde; los jugadores para ellos son consentidos, los entrevistan con un respeto absoluto y no les dicen las verdades a unos jugadores que se ganan en promedio 30 millones de pesos mensuales y tan tranquilos. En mayo, mes en el cual nos iremos a la “ B”, buscarán el ahogado rio arriba; en esa fecha le dirán a los medios nacionales quiénes fueron los culpables, en esa fecha hace rato los  jugadores estarán en otros equipos con jugosos contratos sin dar la cara a su fatal responsabilidad en el desastre. De igual manera Candamil disfrutará de los beneficios por las negociaciones al entregar el equipo a quién sabe qué nuevos propietarios, a propósito, una vez salida esta columna, ante la Dimayor el liquidador expondrá quién sería el beneficiado. En mayo todos lloraremos y los responsables bien lejos y tranquilos. Por eso propongo desde hoy determinar las responsabilidades para que liquidador y jugadores den la cara y respondan: cómo se le ocurre pensar a uno que el equipo con unos jugadores que lograron el título de la “B”, se les haya olvidado jugar de un momento a otro; cómo se les ocurre pensar que al reiniciarse la liga al final del año pasado, estuviéramos dentro de los 10 mejores y ya habíamos ganado puntos importantes ante los equipos grandes y de un momento a otro se les olvidó jugar; cómo se nos ocurre pensar que en un año sólo se gane un partido y se  logren 7 puntos. La estructura del equipo no era tan mala como para llegar a estos resultados, el equipo se desplomó de un momento a otro sin ninguna explicación. Por eso propongo una “cliflatón” en la plaza de Bolívar y en el estadio, antes de que ellos se vayan a mejores pastales y nosotros quedando con el pecado. Señores periodistas pregúntenle a cada uno de los jugadores por qué el martes pasado hicieron ese aterrador show. En fin, quedan unos pocos partidos y pocos puntos para que ocurra un milagro y se cambie el panorama que acabo de presentar.