Dos hechos controversiales
*En el diario acontecer resultan tantas cosas para comentar que no es fácil cubrirlas todas. Hay algunas que no pueden pasar inadvertidas. Aquí van dos.
-El alcalde de Pereira dijo más o menos que, si toca matar al delincuente, qué se va a hacer y le cayeron rayos y centellas. Para mi humilde opinión, tiene razón. Claro, respetando principios generales sobre uso proporcional de la fuerza del Estado, la prevalencia de la entrega sobre la captura y de ésta sobre la baja. Si esos protocolos se cumplen, pero el delincuente se envalentona y ataca la fuerza pública, tienen que matarlo pues, en tal caso, además de la obligación de proteger al ciudadano, entra también en juego el derecho del policía a su legítima defensa en la disyuntiva de: él o yo. Creo que esa fue la intención del alcalde, pues el criminal avezado no tiene compasión con nadie. Otra cosa es proceder violentamente contra un pobre raponero desarmado que, a veces lo hace compelido por la necesidad, reconocida en el código penal, de lo cual es responsable el Estado mismo.
-Punto aparte es la dificultad para interiorizar la ley de Protección Ciudadana. Comparto la preocupación de muchos por el desborde de la fuerza pública, que no acepto de ninguna manera, pues ella tiene que dar ejemplo de respeto a la ley y no lo hace, pero las movilizaciones no pueden convertirse en fuente de destrucción. Ninguna ideología da patente de corso para tan aberrantes hechos. Dicen muchos, que de otra manera no entienden los poderosos y señalan que, en Chile, fue la movilización violenta del 19, la que produjo los acuerdos con un gobierno prudente que decidió escucharlos. Tristemente puede ser cierto, porque ya lo dijo la esposa de Piñera, Cecilia Morel, a una amiga:
«… vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás«.
La fuerza del Estado radica en generar condiciones para una vida digna. Entonces, las leyes caerán sobre los contumaces. No quieren entender que la sola represión crea estados policíacos: Venezuela, Cuba, Nicaragua, son ejemplos lacerantes. Toda nación tiene derecho a defenderse, pero sin justicia social, pueden sacar las normas más draconianas y la gente saldrá a hacerse matar porque no aguanta más. ¿Olvidaron el Estatuto del narco-fascista-terrorista-antiliberal Turbay Ayala?
**Saludo cordial para el mejor funcionario de esta administración: prudente, sabio, serio, trabajador, de buenos modales, dialogante, don Álvaro Arias Vélez, secretario de gobierno. Mil gracias por Pereira.
Feliz año.
Jaime Bedoya Medina