Por HERNANDO AYALA MELGAREJO
- “Cada cima que alcanzamos nos muestra en el horizonte una cadena sucesiva de distintas montañas nuevas que podemos convertir en la siguiente cumbre por alcanzar desde cero”.
- Tokio Empate 21 Todos Ganadores es la secuencia crónica editorial que iniciamos en esta entrega para sintonizarnos con todas las ganancias que sacaremos como humanidad en la experiencia del máximo rendimiento posible en integridad desde todas las aristas, miradas y experiencias que logremos procesar y comprender de una vivencia única. Bienvenidos a bordo de esta maravillosa experiencia post 2020.
Dormir en los laureles o como los jumentos comerse las flores, es un daño recurrente en el modo de ser del pensamiento “nuevo rico con aporofobia” que azota a millones de talentos que van quedando perdidos a la vera del camino en culturas como Latinoamérica donde es muy fácil perder el rumbo y el horizonte con todas las distracciones, dispersiones de la forma de ser latinos desde abajo, a pulso, muchos atacados por el complejo de agrandamiento, cuando no hay suficiente formación, ni estructura con peso específico en cada paso.
Egan Bernal es todo talento, capacidad y criterio de humanidad, bien formado. A los 17 años pedía apoyo monetario y anímico, lo que hubiese, para ir a competir a un mundial de ciclomontañismo en Noruega, con todos los sueños impolutos sin imaginar lo que le depararía el futuro inmediato al portento de su talento para luchar y lograr la gloria deportiva en la cima temprana.
Comenzó como todos los atletas en tierra de políticos y demás especies manoseadoras oportunistas con muchos timadores de lo público, sin recursos, patrocinado por su familia y haciendo colecta. Por eso no dejó arrimar a ningún político ni zalamero ocasional de gobierno a su recibimiento del Tour de Francia 2019 ni al del Giro de Italia 2021. “Ocúpense de los niños y jóvenes que necesitan apoyo, no de los que ya estamos donde tenemos todo en nuestra carrera” dijo en Zipaquirá después del Tour francés que ningún colombiano ganó antes. Contundente, demoledor, magistral.
Egan, el gran referente hoy de los jóvenes colombianos, atletas, deportistas, estudiantes, artistas, toda la diversidad infinita de talentos ávidos de su momento y oportunidad para avanzar, se estrelló contra el dilema de la cima precoz, a los 22 años estaba parado en lo más alto, el podio supremo de los ruteros del pedal en el mundo con la pregunta que a todos en su situación los arrasa por sorpresa… ¿esto es la gloria suprema? ¿Aquí termina todo? ¿Qué hay para ganar de aquí en adelante si no se puede subir más?
Después la caída estrepitosa que amenaza inclusive el seguir adelante. Volver a arrancar de cero como todo gregario principiante, con todos los juguetes pero esfuerzo mayor a pedalear cada mañana durante muchas horas todos los días. Pero cómo, ¿acaso un rey supremo tiene que volver a hacer lo mismo? ¿Luego no están todos los gregarios para que se sacrifiquen por aquel rey? Egan padeció ese síndrome en el Tour 2020 y no pudo terminar para ratificar su reinado como era la exigencia, realidad que lo puso frente a la decisión crucial, seguir o no seguir. “Muy duro de entender” afirma Egan después de su segunda cima suprema. “Ahora sé, que en cada cima, hay que ver la siguiente montaña desde el punto cero para empezar a subirla”. Así es la naturaleza de la gloria y la felicidad humana, un nuevo comienzo en cada cumbre.
En el proceso de selección natural que es el ciclo competitivo hacia la cumbre del rendimiento deportivo élite, millones de talentos quedan en el camino por no lograr sintonizar ni comprender la realidad aprendida por el Factor Egan que ya se puede encontrar sin temor con la soledad de la cima del número uno en el podio que sea, bien a tiempo o a destiempo. James Rodríguez, otro grande ha estado fuera de sintonía un buen tiempo de su cumbre deportiva. En el fútbol, Colombia completa como equipo se hundió en su distonía grupal y perdió su rumbo en USA 94 que terminó en tragedia con Andrés Escobar. Todavía hay demasiado por hacer en fortaleza y potencia mental, el mayor poder de los humanos atletas. Igual en todo, el poder supremo está en la mente.
Tokio 21 Juegos Olímpicos y Paralímpicos que se llaman #Tokio2020 en sus medallas y todo su branding, será la cumbre global del rendimiento deportivo a partir de julio 23, nuestra siguiente cima periodística, un acontecimiento único, sui generis por la circunstancia de la pandemia que obligó a todos los cambios por vivir, incluido el aplazamiento de un año, inédito en los 125 años de juegos olímpicos modernos y los 60 años de Juegos Paralímpicos.
Hablamos entonces a partir de este tiempo en clave TOKIO Empate 21 Podio Humanidad con Todos Ganadores, para observar, investigar, analizar con inmersión plena en la diversidad infinita de logros a alcanzar en esta experiencia novedosa para el género humano, con el relato posible de la mayor cantidad de lecciones y aprendizajes para la nueva realidad y época renovada en prospectiva del desarrollo humano.
Tokio fijó como su cumbre posible realizar el mega encuentro universal de la humanidad con carácter inclusivo para todos, cero discriminación, cero segregación y sin dejar a nadie por fuera como laboratorio supremo de diversidad y coexistencia en la excelencia. Nuestro relato dará cuenta de esa búsqueda y ganancia para todos, Tokio no tiene perdedores, es como novedad y comienzo de una nueva época, saldo positivo y ganancia para todos.
Ahí nos sintonizamos en nuestro proceso EMPATE_21 Integridad Juego Limpio con Todos Ganadores donde no hay perdedores. Así iniciamos nuestro paso a paso hacia la cumbre de esta montaña inédita en nuestra ruta periodística en ética diversidad. Avancemos todos hasta ganar juntos.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Proceso EMPATE 21 DISNNET SOCIEDAD PARA TODOS 30_DS.
