Mucho es lo que se escucha hablar acerca de las propiedades del ajo, no solo en el campo de la culinaria sino también desde el punto de vista de su uso en el manejo de muchas enfermedades. A lo largo de la historia se le han atribuido gran cantidad de propiedades medicinales, muchas de ellas de comprobación clínica y otras que simplemente son el resultado de una formulación empírica trasmitida a lo largo del tiempo de manera ancestral. Empezaremos por decir que su nombre científico es el Allium sativum y es una planta herbácea que puede alcanzar una altura de sesenta centímetros, cultivada en gran escala por ser muy empleada en la preparación y condimentación de diversos alimentos. El ajo es natural y nativo de Europa y del Asia Central y cultivado en climas cálidos, en Colombia el ajo se adapta a altitudes desde los 1.700 a los 3.000 metros sobre el nivel del mar, su multiplicación se hace por medio de los dientes. Su olor es fuerte, no siendo muy apreciado por todo el mundo, pues comunica al aliento un olor desagradable pero la real composición de este olor es dada por la presencia de un aceite volátil, el cual contiene aliína que al picar o machacar los dientes de ajo se convierte en alicina y ésta a su vez en contacto con el aire, se transforma en dialil sulfuro, responsable no solo del olor sino también de la acción bactericida con diferentes gérmenes del tipo gran positivos y grandes negativos. Pero el ajo también contiene catalizadores biológicos que necesariamente participan en el efecto terapéutico de la droga. El examen químico revela la presencia, en proporción considerable, de hormonas masculinas y femeninas con actividad equipotencial; vitaminas A, B1, C en grandes cantidades, nicotil amida, grasas, minerales como el fósforo, el calcio y el hierro y también aminoácidos, lo cual le da unas características bien especiales a esta planta. Son muy numerosas las aplicaciones del ajo en la medicina natural, experimentos realizados en la India han revelado que el consumo de ajo en la comida reduce significativamente la tasa de colesterol y otras grasas en la sangre. Se ha demostrado que el ajo reduce el nivel de azúcar en la sangre, por lo cual está indicado en pacientes con diabetes. Desde el punto de vista terapéutico los bulbos poseen propiedades emolientes y refrescantes y en medicina casera se utilizan para resolver abscesos, forúnculos y panadizos, así como para eliminar callosidades. Pero sin lugar a duda uno de los campos que actualmente abarcan toda la atención sobre esta planta es aquel que hace referencia acerca de las propiedades de esta maravillosa planta sobre el aparato cardiovascular. Un estudio realizado en la Universidad George Washington de los Estados Unidos, demostró que el ajo disminuye la viscosidad de la sangre y de esta manera puede reducir la formación de trombos y además es ideal para el tratamiento de la arteriesclerosis por lo cual es útil en patologías cardiovasculares, además, se pudo encontrar que también produce reducción de las cifras de presión arterial en aquellos pacientes hipertensos. En Colombia también se han venido realizando estudios importantes sobre el uso del ajo en hipertensión arterial, uno de ellos ha sido el llevado a cabo por el Departamento de Medicina no Tradicional de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas de Santa Fe de Bogotá que ha mostrado disminuciones importantes en las cifras de presión en pacientes entre los 40 y los 82 años. En el caso de los ancianos, aún con una disminución ligera o nula de las cifras tensionantes se observó invariablemente una ostensible mejoría en la lucidez. El estado del humor y una sensación general de bienestar fue un aspecto sobre la cual hicieron énfasis el paciente y sus familiares. Ello ha permitido pensar en la acción vasodilatadora del ajo a nivel de la circulación cerebral, lo cual se va a traducir en una mejor oxigenación de todas las neuronas. La lucidez del anciano tratado con extracto de ajo contrasta notoriamente con el embotamiento y depauperación afectiva y mental que se observa casi invariablemente en los pacientes en edad que han sido sometidos a un tratamiento con fármacos hipotensores activos. Una vez eliminados los inconvenientes de la desagradable exhalación de los principios aromáticos del ajo, este elemento se halla ampliamente indicado en el tratamiento de la hipertensión benigna, en todas las edades, pero principalmente en la senectud. Los herbalistas consideran el ajo un tónico digestivo de primer orden, pero también lo usan para tratar dolores de los dientes, los oídos e incluso para mitigar resfriados o catarros, sin embargo, este tipo de indicaciones merecen una mayor observación clínica que permita su formulación para este tipo de problemas. La tradición del ajo como remedio contra el cáncer recibió apoyo científico en 1983 cuando dos investigadores japoneses demostraron que las inyecciones de extracto de ajo destruían células tumorales en ratas. Para finalizar, solo nos queda por agregar que el consumo de ajo ya sea en la dieta o en forma de extracto medicado trae grandes ventajas para nuestra salud, las cuales se van a ver reflejadas en cada uno de nuestros sistemas orgánicos.
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