Miscelánea
De la filosofía cristiana, me atraen los postulados sobre el amor, como este que nos ofrecen en un pasaje de la Biblia:
«El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.». 1 Corintios 13:4-5.
Si nos fijamos bien, no importa la fuente, o quien lo diga, si todos practicáramos el amor de esta manera, en familia y especialmente en el contexto social, sí que viviríamos en un mundo mejor.
Un día, en alguna época en la que estaba desorientado, un sacerdote me compartió el concepto del amor, que había leído en alguna parte y que, más o menos, se resume en que: amar es la decisión, la determinación, inequívoca e inquebrantable de hacer el bien. Me gustó mucho y, aunque no es fácil, porque la condición humana es proclive a las bajas pasiones como la ira, la arrogancia, la mezquindad, el rencor, la envidia, el egoísmo y la indiferencia, yo trato de vivir todos los días como lo sugiere esa idea de amar, que se materializa fundamentalmente en la solidaridad, procurando servir desinteresadamente en todos los entornos en los que intervengo, dando lo mejor de mí en todo lo que hago y olvidando sin complicaciones los agravios, es decir, haciéndome, cada que vez que puedo, el regalo del perdón.
«Hagamos el amor una y mil veces…» dice una canción del intérprete quindiano Manuel Fernando, pero, la forma en la que lo sugiere esa letra, es tan solo una de las tantas posibilidades que existen de amar y que nos podemos encontrar diariamente.
También expresamos y damos amor con actos más simples y menos arriesgados que el amor romántico o el amor erótico (que es tan volátil como la gasolina) como por ejemplo saludando y cediendo el paso a quienes nos cruzamos en nuestro camino. Mucho se habla por estos tiempos de la empatía, definida en el diccionario como la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos, yo francamente pienso que la empatía, después del amor de madre, es la forma más básica o esencial de entregar amor.
Desde el concepto de bondad que me enseñó el sacerdote, amar, para mí, se concreta en las cosas más sencillas y que a veces pasamos por alto, como mirar a la cara y escuchar a los que esperan algo de nosotros, a quienes nos quieren decir algo o tan solamente desean saberse incluidos y reconocidos, en este mundo inhóspito y competido en el que es cada vez más fácil sentirse olvidado o perdido. Amar es un sentimiento que va más allá de la carne y de la sangre, e inicia con cosas tan fáciles como la cortesía y la amabilidad.
Sobre el amor dijo Erich Fromm: «El amor es un poder activo en el hombre; un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás; el amor lo capacita para superar su sentimiento de aislamiento y separatidad, y no obstante le permite ser él mismo, mantener su integridad.»
Los AMO gente, familia y amigos, y deseo para todos un feliz año 2025, en el que reconsideremos y recobremos el sentido de amar, como lo dijo el evangelio, o como quiera que lo hagamos y logremos que tenga sentido y propósito, reivindicando la maravilla que es vivir y compartir, contando, de verdad, los unos con los otros.
Excelente reflexión!
Maravilloso, al igual que didáctico. Hay personas que no saben amar, por qué nunca han tenido quien les enseñe. Feliz y productivo y próspero 2025.