Convocados a la cita de la nueva versión de cultura en el recinto mayor de Colombia, Corferias con la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Abren la vía para el campero librero, que está equipado como un trasteo paisa y describimos así: Un paseo por mis personajes te habla del gusto por lo positivo, pues la línea es no rayar sobre perversidades ni llover sobre mojado, buscando el esquivo éxito con historias repetidas en las que incurren por hacer «tendencia».
El cafetero como ser creativo, trabajador de laboriosidad sin límites de tiempo o espacio; gestor de historias de amor por su tradición y su terruño, víctima en oportunidades de sus dichos (la lengua nos castiga) y de los caprichos de la naturaleza, probado en todo el recorrido de mi «Cosecha de Besos».
O el conductor mueco y lleno de ilusiones que aviva historias camineras en ese otro personaje lugareño que es el Willys infatigable y servidor de todas las aventuras de los camperos toderos en esas fincas, de las mismas páginas cafeteras.
O las madres adivinas (y divinas) que procrean vástagos de otro pelambre y trabajadores regulares, a quienes resulta imposible desatar del corazón a la hora que sea y en la situación que fuere.
Pero también los profes y niños «Acunadores del Agua» donde revivimos el andar de grupos ecológicos y adoptadores de fuentes de agua en los más apartados pueblos de nuestra rica geografía, que propiciara un Premio Nacional de Planeta Azul a cierta corporación a la que servimos. (Trofeo y bronce, con resoluciones, exaltando trabajo por los nacimientos de agua y sus artífices en las escuelas rurales).
O los árboles especiales y cultivadores de especies útiles de «Hojas del Bosque» donde describimos el andar de creadores en viveros pueblerinos y gestores de cercos vivos y multiplicadores de semillas casi olvidadas para repoblar montañas o praderas de comida para animales silvestres o abastecer las micro parcelas ahí dispuestas, impreso con lujo de detalles en la rotativa del periódico La Patria, de Manizales. (Edición especial de Diez mil ejemplares).
Y los muchos personajes bien preparados para otear el destino común de sus amplias geografías, profesionales de muy diversas especialidades, con quienes plasmamos el sueño de ciudad sostenible y sustentable ambientalmente en el libro sobre Ordenamiento Territorial de la Ecorregión del Eje Cafetero llevado al Concurso mundial de ciudades en Dubai y mereció reconocimientos de las facultades de Arquitectura de la Universidad de Barcelona y Madrid con la atinada dirección de Alberto Arias Dávila (todos pueden examinar en la Web y en el libro que sobre el tema publicamos con Alma Mater).
O los hambrientos de nuestras universidades y de las calles de la gran ciudad que lanzaron sus bostezos y gritos en «Fórmulas para sonreírle al hambre» con lugar para la puta de dos PM y el hambriento de identidad…
Esos, entre otros, han sido mis personajes de las piezas publicadas, además de los indígenas o afros, que contaron con nuestra compañía narrativa para gritar su cuento por algún episodio de retorno a su origen después de arrastrar sus historias por el desplazamiento y la desesperanza de un país tan diverso.
Nos remitimos a eso al despertar del mareo infinito que causaba el conteo de cuerpos inflados, cabalgados por gallinazos que iban a circular en el remolino del Cauca y enterraban por docenas en el Cementerio de Marsella. Cerramos la oficina de El Tiempo y empezamos esa remadera por otras historias que contamos y publicamos por cuenta propia o con algún patrocinio, como esa Memoria de la Reconstrucción del Eje Cafetero por el sismo de 1999, con personajes tan variados. Sólo tenemos y nos basta reconocimiento de buenos lectores, atentos, y la Medalla Al Mérito Periodístico del PRI 2016 y ser el Autor Invitado a la Feria del Libro «Paisaje, Café» del Eje Cafetero 2021. Escrito está.
Invitarán a la Feria Internacional del Libro de Bogotá del 19 de abril hasta primera semana de mayo. ¿Iremos?