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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

PolíticaEl Congreso de la Nueva Normalidad

El Congreso de la Nueva Normalidad

Por FABIO OLMEDO PALACIO VALENCIA

Con el anuncio por parte de la Registraduria General de Nación, sobre el nuevo calendario electoral, se da inicio a las campañas, para elegir el nuevo Congreso de la República, uno de los grandes pilares de la democracia, integrado por 108 Senadores y 171 Representantes a la Cámara, que le corresponden entre otras funciones tareas bien importantes, como reformar la constitución, hacer las leyes y ejercer el control político al gobierno.

El Congreso en pleno, elige el Contralor General de la Nación, a los Magistrados de la sala Diciplinaria. El Senado elige a Magistrados de la Corte Constitucional, al Procurador General de la nación y la Cámara elige al Defensor del Pueblo. Tienen como función judicial juzgar especialmente a los altos funcionarios del estado entre ellos al Presidente de la República por su responsabilidad política. La Cámara, investiga y acusa a los Magistrados de las altas cortes y al fiscal general de la nación. Cuando uno revisa estas funciones, dimensiona la magnitud de la responsabilidad de los que elegimos para que nos representen, no son funciones cualesquiera y estas deben recaer en los mejores hombres y mujeres que los hay y muchos, los más capaces, honestos y que les corra por las venas un país que les ha dado todo.

Revisando las últimas encuestas de opinión sobre la imagen de las instituciones colombianas y en específico el congreso, el 75% de la gente cree que la clase parlamentaria no es honesta, el 69% la considera corrupta y el 89% tiene una opinión desfavorable de ellos y de los partidos políticos. Las razones son diversas: actos de corrupción de todo tipo, mal ejemplo en su vida pública y privada, la gente los percibe como negociantes y aprendieron a jugarle a eso, desconexión de las organizaciones políticas con los reclamos ciudadanos y su falta de propuestas para solucionarlas, una práctica de nóminas paralelas, donde a pesar de tener una de las remuneraciones más altas de funcionario público, se valen de miles de estrategias y triquiñuelas , para quedarse con parte de los salarios de sus subalternos que son sagrados, propagándose esta enfermedad en diputados y concejales.  Congresistas que no existen, son invisibles, no cuentan en las regiones y mucho menos a nivel Nacional. Pero en honor a la verdad, existen afortunadamente excepciones en todos los partidos y movimientos que devuelven la fe en una institución tan vital para la estabilidad de la nación. Ellos conocen cómo pueden auto reformarse para devolverle la fe al país, pero parecería que nos les interesa.  Listas únicas y cerradas, primarias en los partidos, un estricto control de los comités de ética sobre los aspirantes, financiación total del estado de las campañas políticas, entre otras, pueden ser algunas medidas que se pueden adoptar para sanear el ejercicio político y atraer a los que realmente están preparados y le prestarían un gran servicio a la nación. Para ser justos en este análisis, aquí le cabe una gran responsabilidad al elector, que a pesar de percibir al congreso como uno de los órganos más desprestigiados, en las elecciones vuelven y votan por los mismos o por otros peores, por razones diversas como: compadrazgos, compra de votos, chantaje por la esperanza de un puesto y en algunos casos hasta por el constreñimiento ejercido por los grupos al margen de la ley, que han venido permeando esta institución, con agentes oficiosos para salvaguardar sus intereses ilícitos, especialmente en las regiones. Ruego al Dios de Colombia, que los próximos congresistas elegidos, sean los que requieren el país para la nueva normalidad y enruten a la nación por el camino del progreso y la justicia social. Erick Artur Blais, más conocido como George Orwell, uno de los escritores de la lengua inglesa más importante del siglo XX y defensor de la democracia y las libertades públicas, contra el colonialismo y los totalitarismos, en uno de sus ensayos tiene una frase impresionante, que deberíamos poner en práctica “un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores no es víctima, es cómplice”.

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