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DeportesEl deporte competitivo difícilmente volverá a la normalidad este año

El deporte competitivo difícilmente volverá a la normalidad este año

Por: Hugo Ocampo Villegas

El fútbol profesional en Colombia ha acaparado toda la atención, hasta la de un prestante político convocado a una reunión como carta de salvación, en el vehemente deseo de volver cuanto antes a la actividad para evitar la quiebra económica de los clubes de la Dimayor, el organismo rector que, ni aún en medio de la actual crisis, ha podido remediar la creciente polarización en torno a la gestión de su presidente.

Pero, muy poco se ha pregonado sobre las consecuencias del receso obligado en las demás manifestaciones del deporte competitivo en Colombia, no sólo para el sector del deporte asociado (federación, ligas, entrenadores y deportistas) sino también, y aún más preocupante, para los entes institucionales del sector público. Y ni que decir de las nubes que se podrían cernir sobre la organización de los Juegos Nacionales y Para Nacionales en el Eje Cafetero 2023.

El receso en la actividad del deporte colombiano va para largo este año. En el entorno del Ministerio del Deporte se rumora sobre el retorno a la competencia controlada por allá para el mes de septiembre. Para junio se tiene previsto el regreso a entrenamiento de las disciplinas de menor riesgo, pero los deportistas trabajarán por recuperar su condición física y técnica sin un horizonte fijo. Me atrevería a decir que difícilmente volveremos a la normalidad en este 2020.

Un ejemplo: es difícil concebir la realización de los Juegos Intercolegiados Nacionales, que se disputan anualmente, si la idea del gobierno para el sector educativo es reiniciar con en agosto con jornadas de alternancia o semipresenciales. Las justas estudiantiles se realizan en tres fases: municipal, departamental y nacional. Algo improbable de desarrollar en un lapso como de tres meses.

Y, además del riesgo del virus, contra el deseo de todos los estamentos del deporte asociado de volver a sus campeonatos se atraviesa otra enorme dificultad: la situación económica de los entes municipales y departamentales del deporte que están viendo como sus ingresos ordinarios disminuyen progresivamente pues dos de sus tres principales fuentes de financiación están relacionadas con la venta del licor y el tabaco, cuyos recaudos han bajado de manera ostensible.

En consecuencia, los recursos serán escasos e inciertos para los convenios de nivel departamental de apoyo a las ligas deportivas, con los cuales financian sus participaciones en los certámenes federados nacionales. Las federaciones intentarán programar pero la asistencia de las ligas no estará garantizada.

De hecho en Risaralda el presupuesto de la Secretaría de Deporte, Recreación y Cultura está congelado y reina una total incertidumbre económica para lo que sigue este año. De momento se hizo una solicitud flujo de caja para cancelar el mes de mayo a los deportistas apoyados.

Habría que agregar además que en Risaralda el programa Polos de Desarrollo, uno de los pilares de su gestión en el deporte formativo y que se extiende a todos los municipios, está en el aire pues al momento de entrar a operar la emergencia sanitaria, social y económica, estaba en trámite la disponibilidad presupuestal que fue suspendida.

Y en cuanto a los Juegos Nacionales y Para Nacionales 2023 podrían verse afectados por la misma situación económica del país. Seguramente se trabajará con mucho deseo para sacarlos adelante pero, aceptándolo o no, surge un gran interrogante en torno a la fecha de su realización inicialmente prevista julio/agosto de ese año. Cabe recordar que por los Juegos Panamericanos 2023 que se cumplirán en los meses de octubre/noviembre, las justas nacionales se anticiparon para no coincidir con el certamen internacional. Salvo que también sean aplazado.

Ahora, volviendo al fútbol en Colombia, la principal preocupación es el torneo profesional, pero nadie ha dicho esta boca es mía con respecto a los campeonatos nacionales de la División Aficionada –Difútbol- que se realizan al año en todas las categorías, tanto interclubes como interligas.

El fútbol aficionado no tiene como garantizar el cumplimiento de la logística y el protocolo de bioseguridad, lo que indica que será un año perdido y en el más optimista de los escenarios apenas si podría adelantar unos cuantos torneos de las fuerzas básicas a finales de año.

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