“Cuando hay un pueblo que sufre por un hombre que quiere destruir, hay un Dios que baja”
Padre Chucho
Jesús Hernán Orjuela, es el nombre de pila del padre Chucho. Hoy está en el ojo del huracán por cuenta de unas declaraciones donde muestra el lado bélico de su personalidad. Dijo el padre Chucho: “Hago un llamado a los feligreses a que se preparen para una guerra civil”. Con estas declaraciones en medio de una homilía, este padrecito dejó al descubierto su posición política guerrerista. Todos estos sermones de reconciliación que en otrora pregonaba, quedaron atras; son cosa del pasado. Hoy el padre Chucho podría pedir una dispensa ante las autoridades eclesiásticas para que siga haciendo política de derecha, pero no ya a nombre de la iglesia que lo tolera, sino, a nombre de uno de los partidos de oposición al gobierno, para que en compañía de los congresistas Polo Polo , J.P. Hernández y, del concejal de Cali Andrés Escobar, adhiera completando este Aquelarre de fanáticos que a falta de argumentos, alimentan la confrontación política, sumándose a torpedear el proceso de paz, en beneficio de la intolerancia y la violencia.
A lo largo de la historia y particularmente desde la época de la independencia, Colombia ha sufrido con las posiciones de algunos curas que desde el pulpito han expresado con virulencia sus opiniones partidistas en detrimento de partidos y personas contrarias a su forma de entender la vida, la libertad, y por supuesto la democracia.
Uno de esos personajes fue el cura Builes, reconocido obispo antioqueño que fue declarado venerable por el papa Francisco, seguramente sin éste conocer sus declaraciones beligerantes, entre otras, como: “Que el liberalismo ya no es pecado, se viene diciendo; nada más erróneo, pues lo que es esencialmente malo jamás dejará de serlo, y el liberalismo es esencialmente malo”. Declaraciones respaldadas por sus seguidores cómplices que promovieron su honroso título. El escritor antioqueño Darío Ruiz Gómez dijo de monseñor Builes: “Él fue un personaje sectario en la vida política, y dio paso a tragedias al no entender la dimensión de la iglesia como amor; hubo una verdadera persecución a partir de sus homilías y pastorales”.
El padre Chucho no debe emular personajes sectarios y perjudiciales como monseñor Builes, en su carrera eclesiástica. Mucho mejor le convendría seguir el ejemplo del obispo de Buenaventura Rubén Darío Jaramillo Montoya que con sus declaraciones y con su forma de actuar ha logrado frenar la violencia del puerto bonaverense en beneficio del proceso de paz. Una visita al puerto lo sacaría de su zona de confort del norte de Bogotá donde predica para feligreses de bien, y conozca de paso la otra cara del territorio, que como el de Buenaventura, la pobreza es el mayor combustible de la violencia. Mientras tanto, como le dijo el presidente Petro: “Deje de hablar tonterías que no van a ocurrir, y mejor póngase a trabajar por la paz”.
También puede atender el llamado de atención de la iglesia por estar fuera del carril, que le dijo el arzobispo de Popayán, monseñor Omar Sánchez: “Colombia es un país con bases sólidas y una democracia establecida, no da para ese tipo de pronóstico sobre una eventual guerra civil”.
JAIRO ARANGO GAVIRIA
Marzo 2024