Por: Jerson Andrés Ledesma
Si alguien pregunta, ¿cómo se puede empezar a obtener el hábito de la lectura? Una respuesta podría ser: iniciar con los textos de autoayuda. La mayoría de estas obras presentan contenidos emocionales fuertes, experimentan con el lector cargas afectivas a partir de las convivencias sociales. Su éxito también corresponde a un punto de maduración individual que determina soluciones a realidades difíciles, complejas, en las cuales se evidencia la soledad, el desamor y el olvido. Empiece leyendo a autores como Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Cohelo, Tony Robbins, Deepak Chopra, con los cuales podrá sentir afinidad rápidamente.
Otra manera de iniciar es leyendo cuentos relativamente cortos, se recomienda a Oscar Wilde. Este último es un escritor punzante, doloroso, impactante sobre todo en el final de sus historias. Antes de leer su obra El Retrato de Dorian Gray, transite por El Ruiseñor y la Rosa, El Famoso Cohete, El Príncipe, El Amigo Fiel, entre otros, no se arrepentirá.
Cuando el hábito de la lectura sea una realidad, tome algunos escritores actuales como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Ramón Ribeyro, Julio Cortázar. Incluso, puede allanar terrenos misteriosos en la magna obra de Juan Rulfo: Pedro Páramo y el Llano en Llamas. Apenas interiorice los espejismos que habitan en el pueblo de Comala comprenderá que la vida es también un solo reflejo, un destello, un tiempo o una palabra.
Porque vivir ya sin Comala no valdría la pena, ese pueblo donde están todos, pero al mismo tiempo no hay nadie. Si quiere continuar por los caminos literarios, deberá hacer una pausa para exigir elevados niveles de comprensión, entonces proceda a trabajar lecturas difíciles, desgastantes, pero con una compensación gigantesca rumbo a una perdurable erudición: la obra de Jorge Luis Borges. Para leer a Borges es necesario frenar las angustias de las horas, poner pausa a las manecillas del reloj, ojalá leer en medio de un silencio que induzca a la concentración absoluta, ya que interiorizar su contenido requiere leer, leer y volver a leer.
Por lo tanto, nunca es tarde para iniciar el placer de la lectura, puede hacerlo ahora que tienes 50 o 60 años, no es tarde para involucrar el espíritu en las mentes más osadas del siglo XX o XIX, nunca es tarde para descubrir que somos un Lobo andante, un Lobo Estepario.
«Nunca es tarde para descubrir que somos un lobo andante, Un Lobo Estepario».
Que bella comparación, a propósito, Hermann Hesse, autor de Lobo Estepario., complejo desde lo literario y filosófico.
Disiento del columnista : no recomiendo a mis estudiantes leer libros , de autores cuyo enfoque sea el de autoayuda.
Jugar con lecturas como los clásicos de cuentos simples, en la niñez, con literatura de aventura y ficción, en grados sextos y séptimos, les encanta.
Y de allí hacia otros grados del bachillerato incorporar lecturas de autoresl: latinoamericanos, clásicos, libertad en exigencia de lecturas.
Hacer de la lectura una lúdica: para recrear su vida, la vida.