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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

SociedadEl poder

El poder

Por EL PADRE PACHO

El poder es fundamentalmente una relación social que tiene diversas expresiones. El ser humano es por naturaleza social, el poder se constituye socialmente porque presupone siempre a más de un individuo para realizarse.

Uno de los primeros problemas que ofrece el poder es su constitución semántica, ya que en nuestra comunidad lingüística tiene varios significados. Por su raíz latina “potere” poder, significa en su primera instancia ser capaz o tener potencia. La lengua española lo define como tener la facultad expedita de hacer algo. Sin embargo, esta definición es ambigua, cuando se trata de encontrar aquellas determinaciones y categorías que hacen distintivo el concepto poder frente a otros tantos con él relacionados.

El poder no es ni una cosa, ni una cualidad de una cosa, ni la facultad o capacidad de una persona; tampoco es un lugar por conquistar. El poder es una forma que adquieren las relaciones sociales ahí donde unos individuos persiguen la consecución de sus fines e intereses en convivencia con otros individuos. Se trata de una forma de relación, porque si bien puede tener múltiples expresiones particulares, nunca abandona la racionalidad estratégica que le permite articular las acciones de los individuos.

Lo anterior nos lleva a distinguir al poder en tanto poder, a considerar las estructuras de poder como estrategias globales que atraviesan y utilizan tácticas locales de dominación. Luego el poder no es el mal, sino los juegos estratégicos que hay detrás del poder. El poder en sí mismo no es bueno, ni malo, el poder es una forma de relación constituida por la posibilidad de que un individuo influya sobre la conducta de otros. El poder es un juego de fuerzas y seducciones, un juego de imperio y resistencia, en el que cada polo de la relación puede intercambiar su posición de un momento a otro.

Cuando alguien intenta incidir sobre la conducta de otro u otros, lo puede hacer a través de la aniquilación, la humillación, el sometimiento; o lo puede lograr a través de la afirmación y el reconocimiento. En el primer caso nos remite a una situación de dominación y en el segundo en la expresión mas sublime del poder. Cuando el poder afirma se convierte en un juego de seducciones, ya no solamente el individuo busca el consentimiento de otros, sino del estilo con que se logra el consentimiento. El poder seduce porque circula entre voluntades, y esa seducción supone el reconocimiento de otro sobre quien se actúa, un juego de aceptación y resistencia, pero siempre dejando en el otro la posibilidad de jugar. El poder siempre será el arte de encontrar los medios adecuados para seducir al otro. Alguien decía que el poder es ese intersticio en el que las libertades se reconocen y juegan.

Desde una visión realista podemos distinguir tres formas de ejercicio del poder: El poder del puño, es el poder autoritario, concentrado en una sola mano, cerrada, y por ello mismo, no participativo y excluyente. El poder de manos abiertas, es el poder paternalista; quien lo posee lo delega a otros con la condición de mantener el control y la hegemonía. La mano abierta es para dar palmaditas en la espalda facilitando así las adhesiones.

Un tercero, el poder de manos entrelazadas, el poder participativo y solidario, representado por las manos que se entrelazan para reforzarse entre sí y asumir juntas la corresponsabilidad social. El proyecto, su implementación y sus resultados son asumidos por todos. Las organizaciones son autónomas, pero se relacionan libremente con otras, en red, para alcanzar objetivos comunes. Es un poder que sirve a la sociedad en lugar de servirse de la sociedad para otros fines. Es el poder pretendido por la democracia. El poder-servicio, instrumento de las transformaciones humanas.

Cuando el poder es dado para ejercer un servicio público, debe estar regido por un ordenamiento jurídico, con vistas al bien común; quienes lo portan nunca deben olvidar el carácter simbólico de su cargo. Los ciudadanos depositan en ellos sus ideales de justicia, equidad e integridad ética. Por eso deben vivir privada y públicamente los valores que representan para todos. Cuando no existe esa coherencia, la sociedad se siente traicionada y engañada, por sus gobernantes.

Si quieres conocer realmente el corazón y las intenciones en una persona, dale poder. Pepe Mojica expresaba que el poder no cambia a las personas, solo revela lo que verdaderamente son.

Padre Pacho (FRANCISCO ARIAS ESCUDERO)

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