Por ALVARO BELTRÁN ALZATE
Pasó la discusión y decisión acerca del salario mínimo en Colombia sin ninguna esperanza para más de ocho millones de trabajadores que lo devengan, siempre ha sido una especie de “pelotera” entre sindicatos, los gremios y el gobierno nacional en donde pocas ocasiones ha existido un acuerdo en su incremento, esta vez fue de solo el 3,5% frente al 5,18% para los congresistas que equivale a $1.676.000 mensuales. En los últimos 30 años, el salario mínimo ha crecido 17,57 veces, pasó de $51.716 de 1991 a $908.526 para el 2021, mientras que el salario de los congresistas en el mismo tiempo pasó de $714.665 a $34.417.000, se multiplicó por 48,16 veces; una afrenta a la clase trabajadora, en donde el mismo congreso no ha querido reformar la norma que reglamenta este incremento, muy a pesar de la súplica de una gran parte de la población; ahora dicen que no lo aceptarán o que van a donar este incremento y quién sabe a quién, publicidad engañosa del partido de gobierno hacia sus electores.
Alegan los gremios y el gobierno nacional, especialmente el Ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Carrasquilla, que tenemos un salario mínimo demasiado alto, US$256, una falacia que nos han querido vender, lo cierto es que solo superamos a Brasil con US$209, México US$217 y Argentina US$249; y nos supera Bolivia, un país con menor desarrollo con US$300, Chile US$457, Ecuador US$400, Paraguay US$320, Uruguay US$424, Costa Rica US$520, Panamá US$268, Honduras US$280, Perú US$258. Es mas México y Uruguay han hecho incrementos superiores al 10% buscando una sociedad mas igualitaria y con una mayor capacidad de compra.
Ahora bien estos valores son sin las prestaciones sociales obligatorias, y en ello Colombia está dentro de los mayores porcentajes mas altos frente a otros países de la región, pero aun así nos superan en un mayor salario mínimo Bolivia, Ecuador, Costa Rica, Chile, Paraguay, Honduras y Uruguay. Encontramos que los porcentajes promedios de costos laborales en la región son del 51%. En general los códigos laborales de la región tienen disposiciones en tres objetivos: proporcionar a los trabajadores una remuneración para garantizar un nivel de vida decente, ofrecer a los trabajadores seguros contra una serie de riesgos (pensiones, enfermedad, discapacidad, entre otros) y generar desincentivos para que las empresas se deshagan de los trabajadores sin una causa justificada. Estas disposiciones se traducen en una serie de instrumentos que van desde salarios mínimos hasta las contribuciones obligatorias a la seguridad social (salud, pensión, riesgos laborales), primas o aguinaldos, vacaciones y provisiones para despido injustificado.
La microeconomía enseña que la función de todo empresario es obtener la mayor rentabilidad de su función de producción y en ese sentido los gremios colombianos hacen muy bien su trabajo e intentan captar todas las estructuras que afecten los costos e ingresos, es así como a través del lobby de manera sutil pero muy eficaz buscan capturar los órganos de control, ejecutivo y legislativo del estado, y lo hacen en la financiación de campañas electorales en todos los niveles del legislativo y ejecutivo, valga decir, en la elección de cargos de elección popular.
En la discusión de que a menores costos laborales se disminuye el índice de desempleo en Colombia, es bastante discutible, pues los resultados de largo plazo no se han dado y debe hacerse una evaluación del caso colombiano para aplicar soluciones acordes con nuestra realidad. En principio, si una empresa tiene cien empleos y se disminuyen sus costos laborales, el empresario ve aumentada su utilidad y hará todo lo posible por maximizará y esa es su función, es válida; maximizar su beneficio es el objetivo económico de todo empresario y así incrementar el valor de su empresa. Es difícil que haga enganche de nuevo personal, cuando en realidad no lo necesita.
Si bien es cierto que en América Latina y el Caribe, una de las regiones más afectadas por la crisis del Covid19 en el mundo, registraron una contracción importante del PIB según la CEPAL, el FMI y el Banco Mundial; hay muchas empresas afectadas, así como el consumo; el gobierno nacional buscó un equilibrio en los aumentos al salario mínimo para intentar preservar los empleos, la demanda agregada y dar tranquilidad a los gremios.
Es hora de que en Colombia se desarrolle una política salarial integral, con la participación de todos sus actores, en donde se tengan en cuenta los costos por regiones, es conocido que en ciudades como Bogotá es más costoso vivir que en muchos territorios del país. También se debe hacer análisis por cada actividad económica, pues se presentan productividades que no dependen totalmente del trabajador, hay que mirar más ángulos y ofrecer mayor y mejor infraestructura para el campo, poder acceder con facilidad a nuevas tecnologías, mejorar el acceso a una educación de calidad. La medición a todos los sectores y subsectores deben ser tenidos en cuenta. En el turismo, por ejemplo, se debe llevar una contabilidad y distribución de las propinas, el trabajo nocturno y festivo merecen especial reglamentación; es importante hacer una revisión si en el sector público aplica el mismo incremento y estructura de costos al del sector privado, igual se debe analizar con las estructuras de las pequeñas y medianas empresas frente a las grandes. Países como Guatemala, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Honduras, El Salvador entre otros existen salarios mínimos sectoriales, e incentivos por productividad.
Para disminuir el desempleo es necesario planear a largo plazo nuestro sistema educativo, pues la formación académica es vital dar un giro hacia lo que nos trae el futuro en necesidades del mercado laboral, comenzando por la primera infancia, una mayor profundización académica en áreas duras en tecnología e investigación, se requiere hacer un mayor énfasis en ingenierías (sotfware, telecomunicaciones, informática, etc.), en ciencias de la salud (medicina, enfermería, fisioterapeutas, odontología, optometría), implementar y reforzar el español, garantizar al menos un segundo idioma en los colegios públicos y privados, elevar mucho el nivel en todas las áreas de las matemáticas, redacción y estilo en varios idiomas, trabajo en equipo, estudio de las principales culturas de nuestro país y del mundo (las humanidades), una sana cultura deportiva; es fundamental desarrollar una base de conocimiento básico direccionado hacia la generación de empleo, como también a la investigación y desarrollo. Hay que revisar e ir desmontando programas en las Universidades con mercado saturado y poco futuro, es hora en tomar decisiones de largo plazo y más ahora cuando todo cambió, debemos visionar en ser personas mas solidarios y compasivos, sin buscar culpables, hay que redireccionar la educación hacia un país con un perfil de profesionales y técnicos acorde al cambiar de los tiempos.
Dar soluciones integrales a este gran problema y no caer en el mismo circulo de solo revisar el incremento del salario mínimo cada año, poseemos una buena ley, la 278 de 1996, que reglamenta el trabajo en nuestro país, «Comisión permanente de concertación de políticas salariales y laborales creada por el artículo 56 de la Constitución Política», y en su literal e) del artículo 2, dice: “Fijar de manera concertada la política laboral mediante planes estratégicos sobre estos asuntos: bienestar de los trabajadores; adopción de nuevas formas de capacitación laboral; creación de empleo; mejoramiento de la producción y la productividad; remuneración mínima vital y móvil proporcional a la cantidad y calidad del trabajo; redistribución equitativa del ingreso; reconversión industrial y recalificación laboral; participación de los trabajadores en la gestión de las empresas; universalización de la seguridad social; garantía de los derechos de la mujer, del menor trabajador y de otros trabajadores vulnerables y garantía de los derechos sindicales;”
El país cuenta con entidades públicas y privadas de alto renombre como son los observatorios del empleo de las universidades Externado de Colombia, del Rosario, Católica de Colombia, el conocimiento de los sindicatos, entre otras, más el conocimiento y experiencia de la Organización Internacional del Trabajo – OIT. Es cuestión de voluntad política tener una visión de largo plazo, muchas de nuestras dificultades son por decisiones políticas, pero solo podemos hallar soluciones a través de ella; es necesario encontrar respuestas estructurales de fondo para que las desigualdades sociales disminuyan y seamos corresponsables en el desarrollo de nuestro país.