Él sirve para nada. Qué término más poco sensato y lo grave es que algunos lo usan intencional y agresivamente para derrumbar la imagen y la autoestima de otros. Esto puede suceder incluso desde los primeros años de un niño en el que sus hermanos y hasta sus propios padres lo señalan con esta expresión tan denigrante que mucho hiere y afecta a quien la experimenta.
Sirve para nada de qué o qué, es la respuesta que debemos asentar en nuestras mentes precisamente para disputar tan injusta señalización. La verdad es que encontrar a una persona que dizque no sirve para nada es prácticamente imposible.
Algunos quizás podrán ser más aventajados, por su preparación académica, experiencias, e incluso astucia para salir adelante en la vida, sin embargo, los que no lo son tanto, algo así sea mínimo, tendrán para aportar.
Por lo anterior creo que lo mejor es que las gentes que de esta manera señala a otros lo que pueden hacer es dejarse de vainas y, por tanto, por simple equidad y consideración, deberían llegar a la conclusión lo incorrecto de tal proceder, recordando a la vez que no resulta bueno hacer a los demás lo que no nos gustaría hicieran con uno.
Respetado Columnista:
En el imaginario humano, en su práctica cotidiana,: un peligro convertirnos en jueces de las acciones de otros.
Categorizamos los hechos, decisiones, pensamientos, todo, y todo lo juzgamos desde ópticas dónde solo cabe: lo malo, lo bueno, lo negro, lo blanco.
Un peligro la obstinación de observar y hacernos jueces del otro