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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadEL VERDADERO APOCALIPSIS, UNA REFLEXIÓN PARA LA HUMANIDAD

EL VERDADERO APOCALIPSIS, UNA REFLEXIÓN PARA LA HUMANIDAD

El mundo que, como dice la canción, no ha parado ni un momento, gira y gira haciéndonos creer que estamos como en una «rueda Chicago», simplemente dando vueltas y vueltas. Pasaron millones de años desde la formación del planeta Tierra, en medio de un universo infinito, para que surgiera en él la vida, un milagro incomprensible al que aún los seres humanos no le encontramos explicación. Una de las teorías en boga es la que afirma que la vida llegó de otro planeta o simplemente del espacio en forma de aminoácidos y de otros ingredientes básicos como el carbono y el agua. Se ha descubierto que los cometas y meteoritos contienen algunos de esos componentes orgánicos de la vida y algunos sugieren que su bombardeo a la Tierra causó las condiciones propicias para su aparición. Cualquiera sea la razón de la génesis ha sido evidente que se necesitaron más de cuatro mil millones de años para que en un proceso evolutivo muy, pero muy, lento apareciera el Homo Sapiens, una especie depredadora que con apenas cien mil años de existencia ha puesto en jaque todo lo alcanzado antes por la misma naturaleza. Nunca la vida se vio amenazada como hoy. Ni gigantes meteoritos que extinguieron los dinosaurios, ni aterradoras erupciones, terremotos y tsunamis que cambiaron para siempre la faz de la tierra fueron capaces de exterminarla.

Y parecía, antes de este último siglo, que la supervivencia de la vida dependía de circunstancias aleatorias, del universo mismo. Solo un cataclismo de dimensiones galácticas podría exterminarla. Pero de pronto BOOM: el ser humano descubre la energía atómica, la domina y fabrica un pavoroso arsenal capaz de acabar con todo. La sobrevivencia se ha puesto en juego. Ahora dependemos de algún imbécil que simplemente apriete el botón rojo y todo habrá terminado. Aunque suene apocalíptico, nunca la suerte del planeta debió quedar en manos del ser humano. El resultado es fácilmente predecible. Quizás pronto o quizás un poco más tarde, pero en algún momento fatídico no muy lejano algún Trump, Putin, Kim Jong-un, Alí Jamenei u otro orate lo hará. Parodiando a algunos fanáticos de mundanas religiones podemos afirmar sin temor que: «el fin se acerca ya».

Y curiosamente todo esto es una monumental contradicción, pues acontece cuando esta especie animal se acercaba a Dios, pero no para adorarlo sino para reemplazarlo. Gigantescos avances en la longevidad, profundos descubrimientos en la medicina, peligrosos juegos con la clonación de seres vivos, expediciones y miradas a los confines del universo y muchos otros hallazgos hicieron al ser humano aún más veleidoso, poderoso y arrogante. Pero esta realidad tiene un panorama paralelo paradójico: no hemos logrado superar el hambre, ni hemos dominado nuestros instintos asesinos, vemos crecer afanes imperialistas mientras contaminamos el mundo, hacemos del dinero la brújula de nuestras acciones y del egoísmo un culto.

Los jóvenes se han dado cuenta de todo esto y quizás por ello lo están revolucionando todo. Para ellos hay otro Dios, otra familia, otra sociedad. Se acabaron los paradigmas. Ellos están construyendo unos nuevos: un individualismo a ultranza que difumina cualquier asomo de solidaridad, otro concepto de nacionalismo, otras formas de organización social. ¿Será suficiente?,  ¿lograrán salvar al mundo? Quizás no viviré para apreciarlo, pero me temo que es muy tarde. Cuando partamos será inevitable pensar que no dejamos nada, que no habrá más vida, que asistimos al epílogo de un ciclo de casi cinco mil millones de años que alcanzó a evolucionar hasta su propia destrucción con una figura final que se llamó «humanidad».

 

1 COMENTARIO

  1. Porque las cosas invisibles de EL, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios , se hicieron necios ( estúpidos). Romanos 1: 20- 21- 22.

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