Para quienes me conocen poquito saben que llevo muchos años laborando en la locución y en el periodismo regional y en comunicación organizacional ya que fui el director de comunicaciones del Sena Risaralda por 16 años continuos hasta el 2022.
Por allá en marzo de 1991 nació el noticiero popular en la emisora Radio Paisa de Pereira que le cambió la cara al periodismo de entonces, por la “cercanía” que generó entre los realizadores del noticiero y el pueblo, pueblo, el campesino, la zona rural y desarrollamos mayor capacidad de escucha, lo que a su vez sobrevino en un empoderamiento natural de los mismos que no tenían voz o la tenían solo en su comunidad y encontraron aquí un canal o un “resonador” para dar a conocer sus necesidades y también sus agradecimientos, ¿por qué no? Ya que el espacio contaba con dos secciones fundamentales: 1. Denuncie lo malo, y 2. Exalte lo bueno. Secciones que casi siempre provenían de la comunidad.
Siempre me he fijado en qué noticieros le abren micrófono a la gente y hay unos que definitivamente solo están para informar e inclusive ponen entredicho lo que diga la gente, no les creen o simplemente mis colegas se dedican a comunicar solo lo oficial. Y si en alguna ocasión les consulto del porqué de ese estilo de trabajo, concluyo que no se quieren complicar; que es mejor así para ellos y listo.
A mi en cambio me gusta escuchar y hasta cuestionar a quien me propone una denuncia o una exaltación. Para eso uno crea en el espacio informativo el escenario del debate, ya que en toda disertación o deliberación se cede para llegar a acuerdos o consensos. También esta clase de “cercanía” le genera a uno decepciones. Uno se las cree cuando el ciudadano le dice es que usted es el “único” o ustedes son los “únicos” que nos pueden ayudar a conseguir tal cosa. Jajajaja… Y uno empieza un camino de “salvador de la situación” y hasta dispone de su tiempo y sus recursos para alcanzar lo que una persona o una comunidad requiere y resulta que a la final usted se entera de que no están solos, que usted no era el único que les podía ayudar y que mientras usted estaba disponiendo sus energías, tiempo y recursos el solicitante estaba tranquilo y relajado esperando que usted le cumpliera. Ahí aprendí muchas cosas.
Y como esto deja experiencias y prevenciones o precauciones; viene a mi memoria algo que me ocurrió en estos días, cuando trató de repetirse el mismo caso:
Un amigo oyente y seguidor en redes me contó que su cuñada había ido a ver jugar fútbol a unos niños, en una cancha de Pereira, y varios de ellos jugaron a pie limpio o en chanclas. Que a la señora le dio mucho pesar y sacó del bolsillo un millón de p… Jajajaja…
Mentira, sacó el teléfono y llamó a mi amigo, su cuñado, y le contó. Mi amigo me preguntó que cómo le podía colaborar y le dije que lo podía anunciar en el noticiero que hago al mediodía por mis cuentas de Facebook y por dos emisoras comunitarias, o publicar en mis cuentas de redes sociales a ver quién o quiénes se animaban a colaborar.
Aprovecho aquí, aprovecho en el buen sentido de la palabra, para mencionarles que ese noticiero del mediodía, de doce a una de la tarde de lunes a viernes, lo origino para las páginas de Facebook SomosPereira1, Gerardo Calderón, La Voz de Anserma Publicidad, Pechipeludo Publicidad, GC Información y las emisoras 90.1 FM Paisaje Estéreo en Belalcázar y 90.1 FM El Sol en San José Caldas y por www.elsolpaisaje.com
Volviendo al asunto de mi relato, ante la propuesta, respondí “considero que yo puedo colaborar es anunciando y que si alguien desea colaborar se ponen en contacto con quienes requieren la ayuda y resuelven entre ustedes” le dije a mi amigo.
Ahora bien, si en el barrio hacen el festival bailable o la venta de comidas rápidas para comprar los guayos sería una labor más ganadora, encomiable y de mayor merecimiento, que publicar. Ahí le dejé la idea. Empoderamiento 1.
Además, en los barrios hay comuneros o ediles a los que se les puede comentar para que gestionen esas ayudas con concejales y diputados o con la Secretaría de Deportes o con los aspirantes a cargos de elección popular que por estos días pululan. Ahí le dejé otra idea. Empoderamiento 2.
Todo esto lleva a una alternativa subyacente. Y es que en muchos casos somos blandengues y ante la solicitud de ayuda, damos. Pero, ¿cuántas veces el que pide no necesita y le damos? ¿Cuántas veces es la patraña y el engaño y la apariencia de necesidad para el sostenimiento de un vicio y no de una necesidad por creer que estamos haciendo el bien?. Pues les cuento que animados por la Ley de Amor procedemos; pero no siempre está bien. Hay que poner en el otro plato de la báscula la Ley de Justicia y se equilibra la decisión cuando uno se pregunta si será viveza o si es que esa persona necesita pasar por esa experiencia o si merece que usted sea el que le solucione. Ahí es donde uno dice “o me echo toda la carga al hombro o solo un poquito o se la ayudo a llevar un tramo” y ese cálculo lo hará a usted preciso, austero aunque no tacaño ni mezquino: será justo en su decisión. Sobre todo cuando hemos aprendido que muchos de nuestros queridos hermanos se valen de la buena fe nuestra y de los demás para ir por la vida “cargados” y no debe ser así. Eso sí, siempre trátelo con decoro, con dignidad de ser humano, con un no cargado de cariño es mejor que ser ofensivo o tajante. Increíble, pero hay que tener respuestas preparadas para esos casos. O Empoderar a quien pide ayuda guiándolo a donde sea más efectivo que le ayuden y mostrarle ese camino; pero que también lo recorra y no se quede esperando.
Este mensaje o contenido lo valorará quien requiera llenar un vacío de entendimiento para estos casos. Así que uno que reflexione, con ese se salva esta publicación; un abrazo sincero. Mis mucharejitos.
…