“Que suerte tienen algunos. Siempre caen parados”, suelen decir aquellos que precisamente observan cómo pareciera que la vida de algunas personas se resuelve con relativa facilidad, independientemente del contexto retador y de las circunstancias que, por lo regular, son complejas y afectan a la inmensa mayoría.
Constreñidos por un ambiente complejo, variante, de enormes desafíos económicos y sociales, resulta siendo mucho más fácil para sus mentes sustentar dicha hipótesis a partir de consideraciones que poco o nada dejan entrever el mérito del “suertudo” que obtiene la meta que se propone, enfrentando nuevos retos, reinventándose día a día, no a partir del azar, el destino o la buena estrella, sino gracias a una mirada con propósito, al entrenamiento de un pensamiento de mayor calado y altamente efectivo: El Enfoque.
Aprender a enfocarse en algo es lograr materializar “ese algo”. Administrar, centrar las emociones y los pensamientos en aquello que se quiere obtener es una destreza que todos los seres humanos podríamos desarrollar a través del entrenamiento consciente, la visión, disciplina y actitud adecuadas; sin embargo, el ruido producido al interior de la mente de la mayoría de las personas es tal que no solo obnubiliza el horizonte de posibilidades sino que, adicionalmente, incluso las desaparece.
Al estilo de un deportista de alto rendimiento – que se ejercita disciplinadamente en procura de mejorar su condición física, potenciar su entrenamiento y obtener el mejor desempeño en el menor tiempo – una mente entrenada se distingue porque aprende a establecer prelaciones, descarta el material cognitivo acumulado inservible que no aporta y que en cambio ocupa espacio (Como aquella ropa en el armario que ya no utilizamos), con el respectivo desgaste de energía que implica, diluyendo así cualquier intento por alcanzar la meta propuesta, un nuevo empleo, una nueva relación, dejar para siempre un mal hábito, lograr el objetivo propuesto, etc.
¡Una mente entrenada es una mente enfocada y una mente enfocada es una mente entrenada! Los seres humanos estamos culturalmente programados con códigos generacionales que inconscientemente habilitan hábitos de conducta que repetidos en el tiempo se convierten en patrones de comportamiento, como el viejo riel en la vía por donde pasa a toda velocidad el tren de nuestra existencia. No se trata de descarrilarse. Se busca es que los rieles nos conduzcan en dirección a las metas propuestas para no claudicar en nuestro propósito que, en últimas, es lo que le ocurre a muchos.
La Cultura circunscribe al Ser humano en una trama de intersubjetividades frente a aquello que se da por sentado que – de no observarla y cuestionarla cuando es el momento de hacerlo, según el dictamen de la consciencia – se convierten en las rejas de la celda del pensamiento. Estamos presos, sin saberlo. El ruido mental se antepone y todo pareciera simplemente ocurrir en contra nuestra. Falso. La mente ruidosa vive entre el pasado y el futuro. La mente entrenada vive enfocada en el presente, el único tiempo con el que contamos para hacer realidad aquello que queremos. La próxima vez que pienses: ¿Qué bonita suerte tiene fulano?… reflexiona lo siguiente: ¡Estar enfocados nos conduce a obtener los mejores resultados!
*Director de Cultura de Risaralda.