Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadES MI MADRE

ES MI MADRE

 

No fue a la escuela, como los otros niños; debía ser ama de casa para atender a sus hermanos menores.

Acogió con respeto las sugerencias de sus padres y fue ejemplo de virtudes.

Sus piernas, aunque pequeñas, se hicieron grandes para sostenerse en los ladrillos que las soportaron y alcanzar ese fogón de leña que la esperaba diariamente, que se convirtió en su juguete predilecto.

Nunca jugó con muñecas, no intercambió sus vestidos para verlas bellas, ya que debía encargarse de los trajes de sus hermanos, zurcirlos se convirtió en una habilidad.

Las canciones de cuna y rondas infantiles solo fueron un referente.

Con el paso del tiempo y las estaciones, tuvo que entender de manera abrupta, también lo que cada momento traía consigo, no estuvo su madre para hablarle como mujer y de la misma forma debió replicar esa información a sus hermanas menores.

A pesar de dichas condiciones, nunca de dejó de ser luz para esos niños de quienes se encargó dejando atrás sus sueños. Primaba la familia, su familia.

Evoco estos momentos que han perdurado en mi memoria durante años, ya que sería imperdonable no reconocer en esa mujer, baluarte, columna de la familia, lo que ha representado hasta hoy.

Ningún centro educativo le otorgó certificado, pero, el mayor título se lo concedió la vida. MUJER VALEROSA. Es baluarte, columna sobre la que se edificó una familia que ha trabajado en la unión, entendiendo el valor que tiene dicha palabra. Lo que ha permitido que frente a las pruebas que se han cruzado en el camino, jamás nos debilitemos.

Construyó un hogar y junto a sus seis hijos amasó la mayor herencia, los valores. Es sabia, siempre lo fue, nunca escuchamos una palabra inadecuada para referirse a alguien que quizás quisiera lastimarla, porque en sus labios, pero sobre todo en su corazón solo anida la bondad. Calla, prefiere bendecir a través de la oración.

Por ella comprendimos que, para lograr nuestros sueños, debemos hacer camino: “Nada es gratuito”

La mejor maestra: la academia no fue su fuerte, pero, supo guiar a sus hijos cuando no comprendían un tema. Tal vez, la fuerza de su espíritu se transformaba en solución para dicha dificultad.

Acompañaba los procesos disciplinarios y corregía cuando era prudente. A su manera, pero, lo hacía. En ella siempre primó una verdad:” Hay que corregir al niño, para no tener que castigar al adulto”

Aprendimos que al maestro se le mira con respeto, que los niños no deben participar en las conversaciones de adultos porque es un espacio para ellos; a manejar la cortesía que ya pasó a un segundo plano. A vivir en armonía y sirviendo a quien lo necesita.

Es mayo, el quinto mes del calendario, mes que encierra aconteceres, se les dedica a las mujeres casi que con devoción y en especial a las madres. Hoy quiero destacar a una mujer que batalló por sus hermanos, que dirigió un hogar. Y lo hago en pasado porque su cuerpo ya está cansado, ya no hay en él asomo de lucha, son los años los que le pesan, pero, continúa en el frente de batalla. Ella es consciente de la labor que ha hecho, de los principios que sembró, de las lágrimas que recogió en su caminar, de los abrazos que ofreció con fuerza y que hoy apenas son perceptibles.

Es mi madre, una mujer que, a pesar de sus 96 años, refleja la paz que se necesita para alcanzar esa cuenta y verse así. Su piel tiene la tersura de una flor. Podría quedarme acariciándola, es la piel del bebé. Sus cabellos plateados le dan a su rostro la luminosidad que pareciera apagarse a esta edad. Sus pasos ya cansados, se perciben torpes, lentos, como contándolos mientras va por la vida. Sus manos dejaron atrás la aguja, el crochet, la máquina de coser, ya no se muestran para estas artes, sólo para abrir las páginas de un devocionario con el que empieza el día. Ahí pasar la página es terapia para el alma. Esas manos, jamás se han cansado de bendecir. Nos han mostrado el camino correcto por donde debemos transitar.

No la tengo cerca, nos separan unos kilómetros, la veo semanalmente, y escucho su voz, sus consejos, las palabras de admiración cuando mira a la cámara, aunque presiento que no hay nitidez en su mirada porque la edad se la ha ido hurtando. Ella nos mira, es una mirada colorida, bella, es su mirada, la del amor, la otra; la de sus ojos, ya no es así. Han perdido esa capacidad.

Está cansada, lo ha manifestado tantas veces, pero, sigue velando por su vida, es disciplinada con la medicina que debe tomar debido a sus molestias de salud.

Admiración profunda a esa mujer que me dio la vida, me hizo tan fuerte como ella, me enseñó que para alcanzar mis sueños no puedo pisotear a otros, que no todo lo que brilla es oro y que los hijos son el mayor tesoro que encontramos en la vida. No importa cómo sean, no importa la lucha que tengamos que librar; al fin y al cabo, son hijos.

Solo deseo mirarme en ese espejo para sentir que ha valido la pena esta lucha llamada vida. El más valioso espejo. La mayor riqueza que tengo y mi heroína. Ella se olvidó de sí para entregarse a sus hijos.

Donde quiera que haya un hogar feliz, es porque hay una madre que se ha olvidado de sí”

 

3 COMENTARIOS

  1. Que hermoso madre. Que palabras tan reales. Me encantó. Feliz día a esas madres que dedican su vida por su familia.

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