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PolíticaEscampavía - Estamos cansados de las malas noticias

Escampavía – Estamos cansados de las malas noticias

Por: Juan Guillermo Ángel Mejía

Cuando se le preguntó a un productor de cine Hindú, en Bollywood, la nueva meca del cine, la razón por la cual allí se hacen musicales y dramas con princesas y joyas y romances  mientras en la calle se vive hambre, enfermedad y miseria, la respuesta fue contundente, lo que nuestra gente ve y vive a diario no le interesa repetirlo en el cine.

Estamos cansados de las malas noticias y como en la India preferimos vivir el cuento de hadas; el país  ha dejado de creer en sus instituciones, y ya escaló a la peor etapa del colapso: o los actores no se han dado cuenta de la gravedad del asunto o les importa un higo la opinión pública y alguna razón tendrán puesto que, desafortunadamente, aquí nada pasa.

Según Gallup Poll-Invamer, en encuesta del pasado 4 de mayo, solo el 12% de los colombianos tiene una opinión favorable de la justicia y lo peor es que los magistrados o no se dan cuenta de lo que está pasando o les importa un higo lo que piense la gente; así seguimos conociendo que se venden fallos, que se condena por política, que los jueces dejaron de ser el fiel de la balanza.

Mientras que un colega afirme en chiste que a Juan Manuel Santos no lo habían podido coger en una verdad, cuando se pasa la mirada por las cortes, por el congreso, por el gobierno, por los políticos, por la prensa, por los hospitales, por las cámaras de comercio, por todo los más sagrado, nos encontramos con cifras negativas y alarmantes y lo peor o los actores no se dan cuenta o les importa un higo su desprestigio.

Cuando se habla de la crisis del Barcelona es muy probable que la mayoría responda: pero tenemos a Messi, en nuestro caso, cuando todo se derrumba, muchos dirán pero tenemos al sector privado, a los empresarios quienes hacen patria, pagan impuestos, hacen cosas, dan empleo y socorren a los damnificados cuando la desgracia toca a la puerta pero, para sorpresa, nos encontramos con que tampoco la empresa merece credibilidad y respeto; el Centro Nacional de Consultoría revela que solo el 25% de los ciudadanos en edad productiva  creen que se puede confiar en los empresarios y añadimos nosotros o no se dan cuenta o les importa un higo lo que de ellos piensen; mientras puedan acumular utilidades se seguirán haciendo los de la vista gorda cuando sus colegas delincan o lo peor, la minoría aquella que se enriquece a la carrera, continuará comprando corruptos.

No se puede aceptar el discurso extremista que predica soluciones que han demostrado ser ineficaces y catastróficas, por el contrario es urgente reconocer que la justicia está en crisis y es lo primero que se debe rescatar, que la política merece asepsia a fondo, que  quienes manejan dineros públicos no son dueños de nada, que los entes de control están fallando y mucho, que a pesar de lo que ocurre al interior de las  juntas directivas gremiales  la gran  mayoría de los empresarios son gente honesta y  trabajadora quienes no merecen se les tenga en tan poca estima.

Sin instituciones respetables, sin empresas productivas el sistema colapsa, el gobierno, el supremo proveedor, tal como lo conciben los populistas vendedores de utopías, solo existe en las dictaduras asesinas; no podemos rendirnos, el deje así no es de ciudadanos responsables, las sociedades civilizadas premian al ombudsman, las enfermas carcomidas por la delincuencia callan, otorgan y son cómplices, cuando compartamos la cero tolerancia para que los que viven del estercolero y les fastidia la honestidad reciban el repudio social solo entonces estaremos curando a un enfermo que está en cuidados intensivos.

Publicado en El Diario y reproducido en El Opinadero con autorización expresa del autor.

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