Por: DANILO GÓMEZ HERRERA
Pregonero de tu historia
Si, gracias Diego… Por el fútbol que jugaste, por esa fantasía con la pierna zurda, por esa magia con la número cinco, por la alegría que le brindaste a tu pueblo argentino con el triunfo frente a los ingleses y el título en el Mundial de México 86.
Argentinos Juniors fue tu cuna y desde allí se proyectó tu clase por todos los estadios del Mundo, incluido el exótico Japón donde guiaste a tu selección blanqui celeste al título Mundial de la categoría juvenil en 1979. Nápoles enloqueció contigo y por fin el sur miró cara a cara a los del norte cuando tus genialidades en la cancha orientaron a los napolitanos a dos títulos del escudeto y un título de la Copa Uefa. Ellos te elevaron al nivel de San Genaro, porque los hiciste visibles en un país que los consideraba “africanos”.
Carlos Bilardo te entregó la bandera del combinado gaucho en un equipo muy táctico para poner tu talento, tu cara, o mejor, los tobillos para que fueran el blanco de tantos marcadores implacables que no `podían detenerte y terminaban descargando allí las puntas de los taches inclementes. Claro que muchas veces los burlaste y depositaste la redonda en la red para hinchar de orgullo el pecho de los argentinos, y de asombro al Mundo entero; también para quienes siempre admiramos esa gambeta, esa zurda electrizante y ese carácter para superar sólidas barreras contrarias. Cada tiro libre tuyo era un desafío a las leyes físicas. El balón entraba por huecos imposibles.
Claudio Reina de Perú y Claudio Gentille de Italia fueron algunos de aquellos talladores que se estamparon a tu figura pero no pudieron borrar el camino que te llevaba a la portería rival. Uno que logró el objetivo fue el de apellido Goikochea, un vasco, cuando defendías los colores azulgrana, y aquel bárbaro te mandó al retiro por varios veces. El fútbol Mundial supo de tu regreso triunfal, el otro, quien diablos sabe dónde fue a parar. Debe estar tumbando muros.
El fútbol pasó por Pereira:
Decir que Diego Armando Maradona regó su clase incomparable por la gramilla del estadio Hernán Ramírez Villegas, es decir que el fútbol pasó por Pereira aquel lejano 19 de febrero de 1980 y también que fui uno de los afortunados 25 mil admiradores que ya teníamos referencias de tus caños y gambetas con los bichos de Argentinos Juniors gracias a la revista El Gráfico.
Roberto Vasco quien protestó tu gol aquella noche en la portería norte, junto a la tribuna del barranco, hoy aplaude esa obra maestra y recuerda cómo el árbitro Guillermo “Chato” Velásquez los despachó con una respuesta brillante… “Hombre, miren la tribuna, hagan ustedes lo mismo aplaudan a Maradona por su genialidad”, recordó el arquero antioqueño. Eso contestó el “Chato” cuando los jugadores del Pereira se fueron en masa a reprocharle al de negro por una falta previa contra Farid Perchy. Después Diego inició la apilada para que varios jugadores matecañas quedaran por el piso. Recordaba Vasco que a él y a Farid Perchy, Maradona los eludió dos veces,
Diego, entonces queda claro que esta vez como en muchas otras el árbitro también estuvo tentado a sumarse al abrazo y la celebración masiva por cada una de tus obras maestras.
Pero lo que más agradezco Diego es que antes de marcharte, antes de dejar esta vida, le hayas dado vida a aquel viejo partido amistoso de 1980 cuando en 2003 le declaraste a la televisión de tu país que el mejor gol no había sido frente a los ingleses en el Mundial de México 86. No, el que más te gustó fue el anotado al Deportivo Pereira en aquella gira con apenas 19 años de edad. Así, como dice Roberto Vasco, a pesar de manchar esa genialidad con una protesta ante el silbato, hoy tenemos todos que aplaudirla, así haya sido un gol en contra del Pereira… Pero es que el Diego escogió al cuadro Matecaña para hacerle un gol para la posteridad. Un gol de antología. Un golazo memorable. Un gol que hoy el Mundo reseña. Por todo eso…!Gracias Diego!