Los colombianos hemos vivido políticamente polarizados desde que, entre federalistas y centralistas, procedimos a echarnos bala hasta que llegó Don Pablo Morillo. A renglón seguido nos dividimos entre bolivarianos y santanderistas y poco después, durante 150 y más años, pasamos a dividirnos y a matarnos exclusivamente entre conservadores y liberales hasta que llegaron las Farc y sus imitadores castristas o maoístas con lo cual, para bien o para mal, al terminar la segunda década del siglo XXI era innegable que nos encontrábamos divididos entre uribistas (llamados despectivamente «furibistas»), versus_, antiuribistas (tratados despectivamente de «mamertos»).
Mientras esto sucedía en el campo de la política, según la revista Forbes desde el año 2001 hasta el 2017 egresaron de instituciones de educación superior casi cinco millones de personas que demandan empleos adecuadamente remunerados; algo que, dado nuestro endeble crecimiento económico, resulta poco menos que imposible. Si agregamos varios millones más que terminaron bachillerato o estudios técnicos deberíamos admitir que al despuntar la tercera década del siglo XXI existe en Colombia una formidable masa de personas mejor instruidas que otras generaciones para reflexionar políticamente; las cuales no encuentran respuestas en unos partidos políticos que, al mejor estilo de los siglos anteriores, se desgastan en polarizados debates en favor o en contra del gobierno de turno. Debido a ello los integrantes de semejante fenómeno social han participado copiosamente en desarrollos sociales tan interesantes como los que presenciamos el domingo pasado; además de colaborar, en forma decisiva, para elegir alcaldes independientes en las principales ciudades del país.
Esto explicaría, en buena parte, el declive del expresidente Uribe, quien, desde el 2002 hasta la elección de Duque polarizó por completo el ejercicio político con su permanente » cuidado con las Farc»: sin embargo, pactada la paz tal parece que aquella masa de personas educadas, despolarizadas y sin empleos adecuados van tomado consciencia de su indiscutible poder social ¡Y que no se detendrá hasta convertirse en el centro de gravedad de la política colombiana!
AGM-23-IV-2024