Porqué marchamos

Publico, dado el corto espacio que me permite el periódico, apartes del discurso que pronuncié el domingo.

Marchamos, no por trivialidades sino porque está sucediendo algo grave y por ello, con nuestra presencia, con nuestra voluntad y con la libertad que nos quieren arrebatar, aquí y en las cuatro esquinas de la patria: en las llanuras ardientes y en las gélidas montañas, en las plazas y en las calles anunciamos, a quienes se creen dueños de lo ajeno y de las mayorías que se les ha escurrido como se filtra el agua entre los dedos, que manifestamos nuestra inquebrantable decisión de defender nuestros derechos, nuestra vida, nuestra libertad, nuestra salud, a que no se roben lo que mucho o poco que tenemos: nuestro ahorro, nuestros bienes, nuestro deseo de vivir, a que no le arrebaten los hijos a sus padres, a que los progenitores no tengan que dar sepultura a sus vástagos, si señor estamos de pie, sin fatiga y sin cobardía, sin  pereza y sin cobrar para colmar la calle, aquí con la cara en alto le estamos diciendo al mundo que Colombia es soberana, que Colombia es bella, que Colombia también tiene graves problemas e inequidades que tenemos la obligación de contribuir a resolver, pero de manera honesta, serena y pacífica, no a la brava como nos anuncian, quienes quieren ganar indulgencias con padrenuestros ajenos, quienes nos quieren convencer que todos nuestros antepasados fueron ladrones y  menos con quienes se apropian de lo que no les pertenece para su goce y disfrute, con aquellos que están repartiendo el tesoro público entre parientes y amigos, esos mismos que usan lo que hace falta para atender a nuestros necesitados, para pagar las deudas adquiridas en una campaña que desbordó el gasto y dilapidó el dinero que le entregaron, sin pedir recibo,  sindicatos y contratistas; estamos marchando para denunciar a los que  abrazan dictadores que atropellan y martirizan a un pueblo que no merece tamaña tiranía, estamos en esta plaza, la misma que ha sido testigo de las gestas cívicas, de las protestas y del jolgorio, estamos este domingo bajo el cielo de la patria, además de lo dicho, porque nos dio la gana.

Marchamos sin pena, marchamos con la convicción de defender lo que otros mancillan, marchamos para que nuestra patria no se convierta en una nación gobernada por mercenarios, por familias enteras que en tropel ocupan las posiciones de comando para vivir sabroso mientras que el resto de los colombianos, aquellos que madrugan a trabajar les arrebatan lo suyo, para que esos nuevos ricos viajen y viajen mientras que nosotros tememos tomar la ruta, porque es muy posible que nos topemos con un bloqueo, que parece recibiera apoyo de quien tiene que garantizar el libre tránsito, cuando no de un secuestro o un atraco a mano armada.

Señor presidente usted juró defender la constitución y las leyes, perjuró señor al convocar a una reforma a una constitución que prometió no tocar y que ahora quiere enterrar utilizando las palabras para disfrazar el atropello, usted es el presidente de todos por obra y gracia de la democracia, misma que usted invoca para violarla, para manosearla, para transformarla como lo han hecho tantos otros tiranos que con el discurso del cambio han logrado convertirse en monarcas vitalicios, en nuevos multimillonarios, usted está  convencido de tener la verdad revelada, de saber de todo hasta de como llegar a las estrellas, cuando una cosa es cambiar y otra destruir sin saber como construir, usted le ha entregado el manejo de lo más vital a los menos competentes, a muchos otros corruptos y de paso usted ha incrementado el valor de los alimentos, del transporte, de la energía, misma que hoy nos hace falta, lo más esencial ahora cuesta más, usted quiere que todo sea manejado por el estado, es decir por sus asesores importados, por sus ministros aprendices, por incompetentes con títulos prefabricados, cuando no son corruptos; no más contratos y  privilegios para financiadores oscuros de sus campañas, no más  compradores de chatarra a precio de oro, no más esposos, hijos y yernos colocados en el mismo estado.